La presentadora de televisión y amante de la vida fitness, Mary Méndez, reaccionó duramente frente a los violentos disturbios que se presentaron en el estadio Atanasio Girardot, en Medellín, la tarde del pasado domingo 16 de abril.
“Esa parranda de vándalos mal llamados ‘hinchas’ necesitan una buena ‘Bukeleada’”, escribió en Twitter la conductora de televisión, que hace parte del reconocido programa La Red.
A pesar de que la lluvia de críticas no ha parado en redes sociales, el secretario de Gobierno de esa ciudad, Juan Pablo Ramírez, fue el encargado de distribuir las culpas públicamente, donde afirmó que los líderes del equipo de fútbol tendrían que asumir los estragos que causó la asonada entre policías y fanáticos, de los cuales algunos resultaron heridos.
El comentario lo hizo en una transmisión de Win Sports, donde desató la molestia en las plataformas digitales. El funcionario empezó diciendo: “queremos que quede claro y se establezca la responsabilidad de los directivos de Nacional en las lesiones de policías [y] jóvenes”. Luego, presentó las ‘razones’ por las que los protagonistas arremetieron violentamente contra las autoridades. “Por la renuencia a escuchar a la hinchada y a las fuerzas vivas del equipo, estas responsabilidades deben ser establecidas esta semana”, agregó Ramírez.
Esas palabras cayeron como una bomba en la opinión pública. Incluso, en redes sociales criticaron su posición y le pidieron explicaciones. Entonces, el alcalde Daniel Quintero, quien está fuera del país y dejó en encargo a la administración, publicó un mensaje relacionado con el incidente.
Desde Centroamérica, el mandatario escribió en Twitter: “No vamos a tolerar la violencia. Me toca poner hasta 800 policías por cada partido. No prestaremos el estadio a Nacional hasta que no se acuerden condiciones mínimas de seguridad entre barra y directivas”.
Ante el escándalo, el secretario de Gobierno dio la cara, pero no se retractó e insistió en la culpa que tendrían los líderes del equipo en el marco de la violenta manifestación que se presentó al interior de la unidad deportiva y que obligó a frenar el partido con América: “(...) rechazamos la violencia y quienes participaron de los hechos serán judicializados”.
De acuerdo con el balance del Ministerio Público, al menos 11 uniformados y 13 ciudadanos quedaron heridos en medio de la violenta protesta que tendría relación con inconformidades entre una barra brava y las directivas del Atlético Nacional.
El acto de violencia había sido anticipado a razón de que las partes tenían posturas radicales. Desde el pasado viernes, la Alcaldía sospechaba que se iba a presentar una alteración y, a pesar de avanzar en conversaciones, no hubo resultados favorables y el resultado fue la asonada.