Este sábado, después de que SEMANA revelara, en exclusiva, la prueba de la muerte de Jesús Santrich, las redes sociales se inundaron de comentarios sobre la noticia. Uno de los trinos que más generó eco fue el del abogado Abelardo de la Espriella, quien publicó en su cuenta de Twitter la foto del guerrillero abatido y al lado una botella de uno de sus vinos favoritos.
En la imagen, que fue revelada por SEMANA, Santrich se ve vestido con prendas de uso militar, una bufanda verde y con heridas, al parecer, en su cabeza. Su cara, pese a estar ensangrentada, se puede reconocer fácilmente por su particular bigote, aunque no tiene sus tradicionales gafas oscuras. El cuerpo está tendido en el suelo, en medio de la vegetación.
“¡Qué maravillosa noticia! Así deberían terminar todos los terroristas. Ahora sí, a celebrar como corresponde”, escribió el abogado acompañando su mensaje con una botella de un exclusivo vino de origen italiano cosecha 1994.
Esta revista tomó la decisión editorial de publicar la fuerte imagen para ponerle fin a todas las especulaciones sobre la muerte de uno de los criminales que más daño le causó a la sociedad colombiana. Fuentes venezolanas del más alto nivel le entregaron el material fotográfico a SEMANA con todos los detalles de la operación de asalto que terminó con la vida de Seuxis Paucias Hernández Solarte, a sus 54 años, y después de más de tres décadas de carrera criminal en las filas de las Farc.
Otras voces reaccionaron también a la noticia, como lo hizo el congresista Carlos Felipe Mejía, del Centro Democrático:
SEMANA dio a conocer que Santrich encontró la muerte en Venezuela, donde se refugiaba desde hace dos años. Se movía principalmente por el estado Zulia, en la frontera con Colombia, y su mayor influencia criminal estaba en las zonas limítrofes con La Guajira, César y Norte de Santander. La inteligencia había establecido que Santrich tenía a su cargo la Red Comunicacional Insurgente, la Cadena Radial Bolivariana Voz de la Resistencia y la Comisión Nacional de Comunicaciones. Sus pronunciamientos demostraban que cada vez era más radical.
Acá puede leer la investigación completa de SEMANA.