En la iglesia Santa Clara de Asis, en el norte de Bogotá, personas cercanas y familiares del periodista Germán Castro Caycedo se reunieron a la 1 de la tarde del lunes 19 de julio para despedirlo, después de su muerte el jueves pasado.
La ceremonia, presidida por el padre Francisco de Roux, fue discreta y no más de 40 personas asistieron. Entre ellas estuvo el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria.
El padre de Roux recordó al periodista, de quien fue cercano, asegurando que a él le importaba la dignidad por encima de muchas otras cosas porque sabía que no se debía a los políticos, al Gobierno, ni a nadie, sino al simple hecho de existir. Por eso, le interesaba buscar en lo más hondo del país y hallar justicia.
“Germán fue un buscador de lo hondo de nuestro país, de nuestro dolor, de nuestro sufrimiento, de nuestras injusticias, del dolor de nuestra guerra, de acompañar a las víctimas, de acompañar a los secuestrados, tenía una compasión nativa. Sentía la necesidad de estar cerca y sentía una necesidad de justicia”, pronunció el religioso durante la ceremonia.
Por otra parte, aseguró que Castro Caycedo amaba profundamente a Gloria, su esposa, y que con frecuencia se lo decía y le repetía que era el amor de su vida.
“De nosotros quedará lo que hayamos entregado a los demás, con nuestros escritos, el tiempo que le hayamos dado a los demás, la escucha que le hayamos brindado a los demás (...) la compañía, el perdón, la compasión, eso quedará. Todo lo que hayamos apuntado para nosotros, guardado para nosotros sin pensar en los demás, todo eso se acabará. Que está fuerza de la vida de Germán, que esta presencia, nos ayude en el camino”, pronunció, sobre el cronista que recorrió las selvas y conoció lo más profundo del país.
Por su parte, Catalina, hija del escritor leyó un discurso corto y sentido. “Sólo quiero agradecer a la vida, por haberme entregado a semejante ser humano como papá. Te gocé cada día, aprendí de ti, me diste todo, soy un ser privilegiado”, leyó en la iglesia, en una parte de la despedida a su padre.
En silencio, los asistentes se retiraron de la iglesia, una vez terminó la ceremonia en medio de una llovizna muy bogotana, que despidió al célebre Germán Castro Caycedo.