Emilio Tapia prendió el ventilador sobre Centros Poblados. La semana pasada, buscó de manera afanosa que la Fiscalía lo escuchara. Tuvo una diligencia que duró nueve horas y otra de un poco menos de tiempo. El contratista aseguró que sabe todo de este entramado y que está dispuesto a contarlo con miras a tener un principio de oportunidad. A la Fiscalía, sin embargo, le falta un aporte clave: el celular. Tapia no ha querido entregarlo en el búnker. Los documentos, conversaciones y mensajes de chat que tiene el aparato serían fundamentales como prueba para la investigación.