Gustavo Petro se ha convertido en uno de los presidentes que más frecuenta su cuenta personal de Twitter. De hecho, algunos opositores le critican su sobreexposición en la red social donde caza peleas, gradúa enemigos y responde a la mayoría de sus críticos.
Este jueves primero de junio, cuando su Gobierno está envuelto en un nuevo escándalo que salpicó a su jefe de gabinete, Laura Sarabia, y a su embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, extrañamente, el mandatario guarda silencio.
Nadie sabe dónde está el presidente. Sin embargo, fuentes del palacio presidencial le dijeron a SEMANA que está en su casa privada y hasta la caída de la noche de este jueves no se había encontrado con el embajador Benedetti para hablar de lo ocurrido.
En la mañana de este jueves tenía previsto el encuentro con Armando Benedetti, pero el jefe de Estado no llegó.
El último trino que escribió con su puño y letra fue el miércoles 31 de mayo a las 6:24 p. m., es decir, completó más de 12 horas en que no escribe un mensaje en su cuenta personal. Al contrario, solo ha compartido tres noticias de prensa, entre ellas, del ministro de Defensa, Iván Velásquez.
El presidente tiene todo el derecho de guardar silencio y pensar con cabeza fría qué le dirá a los colombianos tras el nuevo escándalo en su Gobierno que ya trascendió porque, según informó el fiscal general, Francisco Barbosa, la exniñera de Laura Sarabia fue víctima de las “chuzadas” en sus comunicaciones.
El tema no es de poca monta. Algunos sectores políticos del país reclaman la voz del presidente en medio de esta crisis del Gobierno, mientras la senadora del Pacto Histórico, María José Pizarro, dijo que quienes critican a Petro porque tuitea demasiado, ahora cuestionan que no lo haga.
“Los hechos ameritan una actitud responsable, cualquier pronunciamiento debe responder a una ponderación sería y justa. Al presidente, mi abrazo en este momento”, expresó Pizarro.
Uno de los temas que define el presidente Gustavo Petro, en medio de su prolongado silencio, es la continuidad en el Gobierno de su jefe de gabinete, Laura Sarabia, y el embajador en Venezuela, Armando Benedetti. Nadie sabe, al menos de momento, qué decisión tomará.