Petro pasó de la constituyente a un referendo para impulsar sus polémicas reformas sin tener en cuenta los costos. Si se llega a convocar, tendría que pasar por el Congreso y luego por la Corte Constitucional. La Registraduría tendría que destinar unos 800.000 millones de pesos para la logística y se deberían instalar más de 12.000 puestos y unas 100.000 mesas de votación; además, imprimir 39 millones de tarjetones. Para aprobar las propuestas, el voto afirmativo debe ser de más de la mitad de los sufragantes y cada pregunta debe contar con más de 5 millones de votos. Ni Álvaro Uribe ganó su referendo, en 2003, pese a que tenía más del 80 por ciento de popularidad. ¿Petro se está dando un tiro en el pie?