Un baldado de agua fría recibió Amelia Pérez, exintegrante de la terna para elegir fiscal general, luego de conocer que Luz Adriana Camargo fue elegida para asumir ese cargo de alto nivel.

Pérez recibió la noticia al momento de salir de la Casa de Nariño, tras notificar al presidente Gustavo Petro sobre su renuncia a la candidatura a fiscal.

Amelia Pérez fue abordada por varios medios de comunicación, incluido SEMANA, para conocer detalles de su ingreso al Palacio Presidencial y sobre la elección de Luz Adriana Camargo.

Sin embargo, Pérez solo respondió con un cortante “déjenme tranquila”.

En la carta de renuncia explicó la decisión que tomó: “Obedece al surgimiento e interferencia de factores extraños a una tranquila y pacífica elección, los cuales han sido atravesados por episodios perturbadores como, por ejemplo, el cuestionamiento a opiniones ajenas a la suscrita difundidas en las llamadas redes sociales, pero que, absurdamente, han sido a mí atribuidas sin fundamento alguno, en una anormal postura de querer explicar el inexistente delito de opinión”.

Dice, además, que tales opiniones son elaboración exclusiva y excluyente de un tercero, pero que sus consecuencias, “increíblemente, deben ser asumidas por persona distinta a quien las emitió, en un claro desconocimiento del principio universal del derecho penal, según la cual la responsabilidad es estrictamente individual y/o personal”.

Amelia Pérez carta renuncia | Foto: SEMANA

En segundo lugar –según Pérez– “los inéditos episodios emergidos en este proceso de elección han tocado las puertas de la quizá principalísima virtud de todo ser humano, bien igualmente personalísimo como es la dignidad, injustamente ultrajada y vituperadas por circunstancias completamente ajenas a quien adquirió la condición de sujeto pasivo de tales despropósitos”.

“Asistimos, la suscrita y todo mi entorno familiar, a una revictimización que parece no tener fin, aparte de la violencia de género fundamentada en trinos cuya autoría es completamente ajena a la suscrita”, señala en la misiva.

La tercera razón de su renuncia, de acuerdo con Amelia Pérez, es “la imperativa necesidad y obligación de dejar a salvo de todo riesgo y peligro a lo más preciado que existencialmente tengo”. Se refiere a Manuel Antonio y Nicolás Gregorio, sus hijos, y a su compañero permanente de vida, como la llama en la misiva.