Griselda Blanco era tan cruel como particular. Cuando tenía 11 años y vivía en Medellín secuestró a un niño rico de 10 años. El pequeño fue su primera víctima y ella misma le dio un tiro en la frente. Se fue de la casa a los 14 y se casó con Alberto Trujillo, un traficante de visas a Estados Unidos. En Nueva York comenzaron su carrera en las drogas. A ella le gustaba tanto El padrino que se refería a sí misma como la ‘Madrina’ y bautizó a su hijo Michael Corleone. Su perro además se llamaba Hitler. Cuando comenzó a desconfiar de Alberto lo mató propinándole varios tiros. Luego se casó con su amante, a quien también asesinó tiempo después. Por eso la llamaban la viuda negra. Griselda murió en su ley, asesinada a los 70 años en una calle de Medellín.