En su botafuegos de la semana pasada, el exfiscal Eduardo Montealegre insinuó de manera maliciosa que el apellido real de María Jimena Duzán era Galvis. Nadie lo entendió, pero la historia es así. El papá de la periodista se llamaba Jesús María Galvis y era el único liberal en una familia muy conservadora de Santander en la época de la Violencia. Por una pelea con el papá, se fue de la casa a probar suerte como periodista y años más tarde lo contrató El Espectador. Para no ser identificado firmaba con el nombre Lucio Duzán, seudónimo que se convirtió en una de las firmas más respetadas de ese diario. Pero como nunca había registrado en notaría el nuevo nombre, María Jimena hasta los 9 años se llamó María Jimena Galvis. Un día, para su sorpresa, en el colegio a ella y a su hermana Silvia les preguntaron si eran hijas naturales. Ante el desconcierto de las niñas y la indignación del padre, al día siguiente los integrantes de la familia fueron a la notaría y oficializaron el cambio de apellido.