Justo cuando los bogotanos por fin veían la luz al final del túnel en medio de la eterna discusión por el Metro de la capital, una promesa que se ha aplazado por más de 30 años, revivió una vieja polémica política que dejó el futuro de la megaobra en el limbo.
La discusión se ha dado entre el presidente Gustavo Petro, quien considera que el metro debe ser subterráneo, y la alcaldesa Claudia López, quien argumenta que hay que seguir con el tramo elevado que ya está contratado.
El mandatario colombiano indicó hace algunos días que si no se hace una modificación al megaproyecto, tres generaciones a futuro “nos van a maldecir”, declaraciones que dejaron en incertidumbre la primera línea del metro de Bogotá.
“Todos los abogados consultados por el Gobierno nacional nos han dicho que el contrato del metro se puede reformar para dejar un tramo subterráneo. Los conceptos están ya en poder de contratistas y del Distrito”, trinó el presidente Gustavo Petro.
No obstante, la mayoría de ciudadanos considera que no se debe hacer cambios a lo que ya está contratado, por lo que prefieren que se haga elevado.
Así lo indica la más reciente encuesta de Invamer, según la cual el 53% de los ciudadanos considera que lo mejor es que el Metro se haga de manera elevada como está aprobado en el proyecto, mientras que el 40% está de acuerdo con Petro y prefiere que haya cambios para que sea subterráneo. El 7% no sabe o no responde.