En un encuentro realizado en Manizales, con la participación de empresarios y otros líderes nacionales y regionales, para hablar de reactivación económica, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, entregó una nueva puntada sobre la reforma tributaria que se cocina y que entrará pronto a la agenda del Congreso de la República, una vez sea radicada por el Ejecutivo, luego de ajustar los últimos detalles.
Además de lo que ya se ha conocido, en relación con la disminución del impuesto de renta para las compañías, del 35 al 30 % de manera progresiva, Bonilla hizo otro anuncio que muchos pedirán que quede escrito en piedra. El funcionario aseguró que hay dos líneas rojas que este Gobierno no tocará. Se refirió así al IVA “ni para productos exentos ni para los excluidos”. En otras palabras, en general hacía referencia al IVA para la canasta familiar.
El otro punto que Bonilla describió como línea roja fue el umbral de declarantes de personas naturales de impuesto de renta. Es decir, seguirán aportando el tributo las mismas personas que hasta ahora lo han hecho.
De los detalles que va destapando el ministro de Hacienda, sobre la reforma tributaria que se avecina, que sería la segunda en tan solo dos años del gobierno de Gustavo Petro, surge un interrogante que seguramente será resuelto cuando se destape en su totalidad el proyecto de ley: ¿de dónde saldrán los 12 billones de pesos que se espera obtener de una propuesta legislativa que, fundamentalmente, será para bajar el impuesto corporativo a las empresas?
La plata ya está contabilizada en el proyecto de presupuesto general para 2025. Falta ver qué decisión tomará el Congreso de la República en relación con el monto previsto para la carta financiera del próximo año y sus fuentes de financiamiento, pues se trata de 523 billones de pesos.