La canciller María Ángela Holguín fue clave en destrabar la etapa final de la negociación con las Farc en La Habana y en la organización del superevento oficial en que se hizo el anuncio. Esto llegó a  crear ciertas fricciones con los negociadores oficiales Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, ya que ellos tenían la ingrata tarea de negarle a la guerrilla muchas de sus desproporcionadas exigencias, y cuando se bloqueaba el proceso, la ministra de Relaciones llegaba como un bombero a apagar el incendio. Eso hizo que Timochenko, Iván Márquez y sus muchachos, quienes habían pasado su vida criticando a la oligarquía, acabaran fascinados con la distinguida y bella María Ángela, descendiente directa de la aristocrática dinastía de los Holguín.