María Fernanda Cabal no cambiará de posición frente a la guerrilla del ELN. Ni siquiera porque su esposo, José Félix Lafaurie, se convirtió, por petición del presidente Gustavo Petro, en el nuevo delegado de la mesa de conversaciones con esa guerrilla.

Desde el jueves pasado, cuando Lafaurie le confirmó la noticia a Cabal, ella le dejó claro que esa negociación no iba para ningún lado y que esa guerrilla seguiría recibiendo todos sus fuertes calificativos.

Este lunes, cuando se instaló oficialmente la mesa de diálogo con el ELN, nuevamente llamó a esa guerrilla “terrorista”. Lo hizo al referirse al papel que desempeñará en la mesa de diálogo la joven que fue capturada por tener nexos con el ELN y participar en la instalación del explosivo en el Centro Comercial Andino, en el norte de Bogotá, el 17 de junio de 2017, y que dejó como saldo tres personas muertas.

“Decían que alias Violeta no era parte del ELN sino víctima; pero ahora se confirma que será ‘gestora de paz’ en las conversaciones con esos terroristas. ¡Qué desastre, un sistema donde prevalece la voluntad del victimario, que el derecho de las víctimas”, escribió en su cuenta personal de Twitter.

Recordemos que la libertad de Violeta Arango Ramírez, señalada de los delitos de homicidio agravado en grado de tentativa, terrorismo, concierto para delinquir agravado y rebelión, la autorizó el gobierno del presidente Gustavo Petro como un buen gesto en el inicio de las conversaciones de paz.

Cabal ha reiterado en varios escenarios “que no les creo a los elenos, a ese nivel de maldad (...)”. Y recordó en el programa Vicky en SEMANA, que no fue una decisión fácil. “Nosotros decidimos comunicarnos con el expresidente Álvaro Uribe”, contó. El jefe del Centro Democrático dio el visto bueno y consideró que Lafaurie debería hacer parte de la mesa como la voz de los inconformes e incrédulos con el ELN.

Cabal tiene claro que cualquier pronunciamiento contra esa guerrilla pondrá en apuros a su esposo, quien permanecerá en Caracas dialogando con el ELN y tratando de llegar a acuerdos de paz. Sin embargo, mientras él es un líder gremial que habla desde el sector ganadero, ella es una figura política que no está dispuesta a cambiar de posición.