Más de 20 minutos duró el discurso oficial del presidente de la República Gustavo Petro, en una nueva sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York.

En esa declaración, enfiló sus ataques en contra de la oligarquía, habló sobre la amenaza de la crisis climática y sin mencionarlo directamente lanzó sablazo al mandatario Javier Milei, criticando su famosa frase “viva la libertad, carajo”.

Sin embargo, una vez que finalizó su discurso, el cual es el más importante del año en materia diplomática, ya que en ese escenario confluyen los principales líderes del mundo, se vio un auditorio casi vació y con pocos aplausos al mandatario colombiano.

Así quedó en evidencia, en la propia transmisión oficial de la ONU, en donde una vez que termina Petro su intervención, muestran el auditorio, el cual no se ve lleno y más bien con poca asistencia.

Cabe señalar, que el presidente Petro —según lo han venido advirtiendo sectores políticos— ha venido desgastando su discurso en la plaza pública y hasta en las más recientes alocuciones.

Y es que la estrategia de Petro y sus asesores ha generado polémica porque hacen uso de un recurso de antaño para retransmitir intervenciones que ya han sido ampliamente difundidas en los canales de la Presidencia, las redes sociales y todos los medios de comunicación.

A renglón seguido, desde su llegada a la Presidencia, Petro ha hecho por lo menos 26 alocuciones, de las cuales unas 15 han sido discursos elaborados en días anteriores y en otros contextos donde, incluso, lanza críticas contra diferentes sectores, periodistas, congresistas, magistrados y los empresarios. En 2022, el mandatario hizo dos alocuciones; en 2023, unas 10, y de esas, solo cuatro fueron realmente anuncios relacionados con la figura de la alocución nacional.

El resto de discursos se han hecho en 2024 y ha reinado la retransmisión o, por ejemplo, el mensaje que envió el pasado 5 de septiembre, cuando leyó un documento “secreto” para denunciar que en 2021 se pagaron 11 millones de dólares por el software Pegasus para espionaje.