El presidente del Senado, Iván Name, se reunió sorpresivamente en el Vaticano con el papa Francisco, en medio del escándalo de corrupción que afronta tras ser señalado de recibir 3.000 millones de pesos de la UNGRD. ¿Sabía el santo padre de esos señalamientos? ¿Se lo comunicó el nuncio apostólico de Colombia, monseñor Paolo Rudelli, encargado de blindar los visitantes a la Santa Sede?

Name, además, es masón, una corriente alejada de la Iglesia católica. Como obsequio, el congresista llevó café, la Virgen Desatanudos y el libro En agosto nos vemos, de Gabriel García Márquez. Lo paradójico es que la novela del nobel colombiano, que cuenta la historia de Ana Magdalena Bach, está cargada de erotismo.