El reconocido empresario Samuel Azout, expresidente de Carulla-Vivero, anunció este martes su voto por Vicky Dávila en las elecciones presidenciales del 2026. “En el 2026 votaré por un “outsider.” Se llama Vicky Dávila”, dijo Azout en su cuenta en X.
Dávila le contestó: “Samuel Azout fue presidente de Carulla. Un empresario barranquillero hecho a pulso, con valores, trabajo y honestidad. Lleva más de 15 años dedicado a su fundación, a ayudar a la gente, recuerdo muy especialmente su labor por los niños. Necesitamos más empresarios conscientes y comprometidos como él, que ayuden a empujar el país hacia adelante. Samuel, lo invito a tomar un café para conocer más a fondo su valiosa experiencia y escuchar su visión de cómo podemos todos remar para el mismo lado. Unidos derrotamos el miedo, unidos construimos un mejor futuro para todos”.
En su cuenta en X, Dávila le respondió a algunos usuarios que comentaron la decisión de Azout. “Gracias Oscar. Así es. Hay que rodearse de los mejores. De los más comprometidos. Alejados de la política. Ya hemos probado con políticos y ahí ven el resultado. Veo un futuro brillante. Pero lo vamos a construir los colombianos juntos. No vamos a dejar el país en manos de los politiqueros, vengan de donde vengan. En su mayoría, nos han mentido, nos han robado, nos han defraudado”.
“Así es. La empresa se llama Colombia. Entre todos tenemos que cuidarla y sacarla adelante. Somos 50 millones de accionistas”, aseguró Dávila.
En otro mensaje en X, Dávila sostuvo: “La gran mayoría de empresarios, especialmente los medianos y pequeños, son personas trabajadoras, honestas, y comprometidas. A los que hay que derrotar es a los empresarios prebendarios, a los que se acostumbraron a vivir del Estado, a los que se acomodan con los politiqueros de turno. Gran parte del crecimiento económico, la generación de empleo, y la innovación tiene que venir de la empresa privada libre y talentosa. Hay que dejarlos trabajar, disminuir regulaciones, y bajarles los impuestos. Hay que crear las condiciones y reglas de juego que propicien ese desarrollo. Pero no con favores a particulares. Pero que todos en la sociedad suban. Que nos importa si alguien tiene 1.000 , 5.000 o 10.000, si la sociedad sube de 100 a 500. Eso sí, que sea por trabajo honesto y no favores del Gobierno. La mentalidad debería ser que el crecimiento es ilimitado, mientras que la redistribución de pobreza es repartir lo poco que hay. Miremos hacia un futuro optimista”.