“Permiso, director, para realizar la prueba de confianza número 4″. De esta manera, inició uno de los momentos más emocionantes y desafiantes que han vivido los soldados de la Escuela de Lanceros que recibieron una lección de valentía y tenacidad del coronel Ramón Raúl Royero.

Vestido con camiseta negra, pantalón militar y una banda en la cabeza, el comandante de la Escuela de Lanceros dio una lección inolvidable de valores a sus soldados poniendo, como ejemplo de valentía, saltar sobre el río Sumapaz.

Antes de hacer el salto, que generó el aplauso y la emoción de los jóvenes militares, el coronel dio un discurso que movió las fibras más profundas de quienes lo escucharon, explicando que la sociedad le dio al Ejército lo más sagrado y valioso que tienen, sus hijos: “Por este puñado de hombres, que la sociedad nos dio, lo más valioso, soldados del curso de unidad básica de Lancero. Por todos los soldados de tierra, aire, río, mar y aire. Hay muchas veces que creemos en el destino. Rezamos y esperamos que las cosas pasen y nos olvidamos de lo más importante, creer en nosotros mismos”.

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Acto seguido, el coronel pronunció las palabras: lealtad, valor y sacrificio, y luego corrió para dar el salto ante la mirada de los estudiantes del Curso de unidades de Lancero Regular Distinguido n.° 184 y 18 y el Curso de unidades básicas de Lancero n.° 321 y 322.

La Escuela de Lanceros goza de alto prestigio, no solo a nivel nacional sino internacional. Tanto así, que uniformados de otros países hacen fila para mandar a sus mejores hombres a capacitarse como lanceros de Colombia. Tal es el caso de Moura, un oficial francés quien dice que nunca repetiría el curso más exigente que ha hecho en su vida, el de navegar el río Amazonas, uno de los más largos y caudalosos del mundo, en balsas improvisadas, hechas con las maletas del equipo militar y cubiertas con ramas para evitar ser identificados por el enemigo. En las primeras semanas del curso se enteró de que su abuelo había muerto y no pudo estar para despedirlo. Hubiese podido ir, pero eso implicaba retirarse y no estaba dispuesto a darse por vencido.