Con sorpresa fueron recibidas en los circulos judiciales las declaraciones del ministro de Defensa, General Fernando Landazábal Reyes, según las cuales los liberados en el caso de Gloria Lara eran los verdaderos asesinos. Varios jueces estimaron que se trata de una ingerencia indebida de los militares en el fuero de la justicia ordinaria, mientras otros las interpretaron como una presión indebida del ministro sobre la opinión pública. De una forma u otra, son solamente los jueces ordinarios los que tienen en este caso la última palabra.