El Pacto Histórico sigue discutiendo internamente cómo confeccionaría la lista cerrada al Senado. La idea es que, un día antes del 13 de diciembre, cuando se cumple el plazo máximo para oficializar las candidaturas, los partidos progresistas presenten oficialmente sus nombres a la Registraduría, una movida que les permitiría a todos los sectores petristas evitar una desbandada de quienes resulten inconformes por la ubicación.

Ante las tensiones, apenas normales por la cantidad de partidos que confluyen en el Pacto Histórico, internamente empezó a tomar fuerza la propuesta de una encuesta que le dé luces al Colegio Nacional Electoral sobre cuáles serían los congresistas mejor ranqueados, los de mejor imagen y aceptación entre la opinión pública. Aparentemente, esa sería una idea democrática que dejaría a más de uno tranquilo.

Sin embargo, sobre el terreno son más los contra que los pro. El primero es el tiempo. Hay menos de un mes para la culminación de la inscripción al Congreso y no hay margen de maniobra para contratar una firma encuestadora, iniciar el proceso de medición y entregar los resultados. Además, un sondeo de opinión también podría generar suspicacias porque cada quién alegaría garantías en el nombre de la encuestadora, las preguntas y el público objeto.

“¿Es acertado realmente trasladar una decisión política de este tipo a la ciudadanía?”, le dijo una fuente de la Colombia Humana a SEMANA.

La encuesta, aunque podría quitarles el peso de la responsabilidad a Gustavo Petro, Iván Cepeda y otros líderes del Pacto Histórico, podría generar otros dolores de cabeza. Basta con recordar los sondeos de opinión de la Alianza Verde para definir su futuro político que terminaron generando más división.

Es más, la propuesta de una encuesta para definir el nombre de la cabeza de la lista al Senado no es nueva, pero desde meses atrás fue descartada.