Aunque parezca increíble, esto está pasando en la Cámara, donde hubo una renovación de más del 60 por ciento de congresistas. En la entrada del Salón Elíptico siempre hay dos policías y funcionarios para garantizar que los únicos que ingresen sean los legisladores. Sin embargo, es bastante complicado memorizar el rostro de todos los representantes y, por eso, se pide la credencial que se les entregó para tener la certeza de que son congresistas. Aunque muchos están recién llegados, han dado muestras de su malestar por no ser reconocidos, y David Racero les pidió dejar la grosería con quienes cumplen su trabajo. Incluso, uno de los congresistas usó la manida frase “¿usted no sabe quién soy yo?”.