Según cifras de la Superintendencia de Sociedades, durante 2018 fueron admitidas al proceso de reorganización de pasivos 529 unidades productivas, cifra récord en la historia del país; y actualmente se encuentran en trámite más 200 solicitudes, algunas radicadas por los empresarios el año anterior, pero que aún no han sido resueltas por parte de la entidad. Ante la avalancha de casos, y la consecuente congestión de la delegatura para procesos de insolvencia, la Superintendencia ha tenido que implementar un plan de choque, que contempla el nombramiento de tres jueces Ad Hoc., entre otras medidas. Aun así y a pesar de los grandes esfuerzos que en materia de descongestión viene realizando la entidad, el atraso es significativo y los tiempos de los procesos se han prolongado de manera importante, afectando gravemente a los empresarios a quienes les urge iniciar su proceso de reorganización para salvar su empresa. Le tenemos: Cómo ganar $1.500 millones de dólares en la lotería y acabar arruinado El proceso de reorganización de pasivos, conocido como proceso de insolvencia empresarial, reglado en la Ley 1116 de 2006, se ha convertido en la tabla de salvación para empresas con dificultades financieras, en un número histórico de casos que no tiene precedentes. Fernando Bustos, director de la firma Bustos y Cía. Consultores, y experto asesor en este tipo de procesos explicó las principales razones por las que las empresas acuden por ayuda al proceso de reorganización. “Todos los años miles de unidades productivas se pierden en Colombia. Al no poder pagar sus deudas a tiempo, enfrentan demandas y embargos sobre cuentas bancarias y activos productivos, que terminan por extinguir la empresa. El proceso de reorganización de pasivos es una herramienta eficaz que permite la conservación de la empresa y la recuperación de su equilibrio financiero. A partir de la admisión al proceso, no se pueden iniciar ni continuar procesos de cobro contra de la empresa admitida y ésta continúa desarrollando sus negocios, conservando la administración, las cuentas bancarias y su capacidad para contratar”. Siga leyendo: ¿Cómo acogerse al proceso de insolvencia a persona natural? Bustos sostiene que la afectación sobre el dinamismo empresarial ocasionada por factores como la caída en los precios del petróleo, la acelerada devaluación del peso, y la incertidumbre por las coyunturas políticas y electorales de los años anteriores, se ha convertido en una de las principales razones que directa o indirectamente han llevado a los empresarios a solicitar la admisión al proceso de reorganización. Sin embargo, a pesar de observarse un récord histórico en el país en el número de procesos de reorganización de pasivos iniciados, la cantidad siendo ínfima comparada con el número de empresas que se pierden al no acudir por ayuda. Si bien durante 2018 fueron admitidas 529 empresas al proceso de insolvencia, durante el mismo año se registraron de 186.123 cancelaciones de unidades productivas. Esto muestra que por cada mil empresas que cierran, menos de tres se acogen al mecanismo. Bustos además explica que “el proceso de reorganización de pasivos, conocido comúnmente como proceso de insolvencia empresarial, tiene por objeto preservar empresas viables, para proteger el empleo, el crédito y la función social de la empresa; y si bien son múltiples las razones por las que se puede cancelar una compañía, sigue siendo preocupante que ante más de 180.000 cancelaciones, veamos que solamente 529 acudieron al proceso de reorganización. Esto se debe en gran medida por los mitos y la gran desinformación que existe con respecto al proceso”. Según el experto, uno de los principales mitos en que los empresarios suelen creer, es que al iniciar el proceso de reorganización van a perder en control o la administración de la empresa, creen que la Superintendencia de Sociedades entrará a tomar decisiones a través de un coadministrador, o que el proceso solo sirve para empresas muy grandes. Y nada de esto es cierto. La administración de las empresas en reorganización continúa en cabeza de sus propios órganos como asamblea, junta directiva, representantes legales, y por otra parte, empresas de cualquier tamaño pueden acudir al procedimiento, siempre y cuando cumplan con los requisitos para ser admitidas. Si bien el proceso de reorganización es un mecanismo eficaz para salvar empresas, es de vital importancia asesorarse por expertos, puesto que cada caso es diferente y tiene sus propias particularidades. FP recomienda: ¿Su negocio está en declive y no se ha dado cuenta? Preste atención a estas 4 señales