Sten Aludden, sueco, 72 años, fue corredor de seguros para una compañía de pensiones y trabajó hasta que cumplió 68. Hoy goza de una salud envidiable y vive entre Suecia y Portugal. “Creo que nosotros preferimos trabajar por más tiempo que en otros países porque la mayoría gozamos de buena salud, pero, sobre todo, porque buscamos sentirnos útiles para la sociedad”.La expectativa de vida en Suecia, reconocido por ser uno de los países con mejor calidad de vida del mundo, es de 82 años (en Colombia está en 76,2). Aquí los adultos mayores representan el 18 por ciento de la población y los cálculos indican que para 2030 serán el 30 por ciento de los habitantes.Para recibir la pensión general del Estado en Suecia es necesario haber cotizado 40 años y tener al menos 65. En caso de que la persona no cuente con los años de trabajo suficientes o los ingresos mínimos para disfrutar de este beneficio, tiene derecho a una Pensión Mínima Garantizada, que recibe de acuerdo con los años vividos en Suecia como residente, el monto cotizado y el estado civil. Si el dinero que se le otorga, teniendo en cuenta estas consideraciones, sigue siendo insuficiente, se puede aplicar al suplemento de vivienda para pensionados y a la pensión alimenticia para personas mayores.En caso de sufrir algún problema de salud físico o mental, existe la posibilidad de pensionarse antes del tiempo establecido, solicitar ayuda al municipio y obtener asistencia en casa: alguien que vaya todos los días para hacer las compras, ayudar a limpiar, tender la cama, preparar la comida, o simplemente ser una compañía. También está disponible el servicio de transporte en taxi, asistencia médica ambulatoria y hasta un sistema de atención 24 horas, a través de un dispositivo que se pone en el brazo y la persona activa cada vez que lo necesite. El costo de estos servicios se ajusta de acuerdo con los ingresos pensionales.Dieter Steffens, de 76 años, aún trabaja gerenciando su propia compañía de negocios internacionales. Recientemente tuvo que someterse a una cirugía de fémur por la que no pagó nada. “Aquí en Suecia todos tenemos los mismos derechos de salud, desde el rey hasta nosotros, la vida está minuciosamente planeada para vivir placenteramente desde que naces hasta que mueres”. El sistema de servicio médico cubre la mayor parte de los gastos. Por consulta se pagan 200 coronas suecas (20 euros aproximadamente), pero los adultos mayores tienen descuento adicional. Quienes han pagado 2.000 coronas suecas en asistencia en menos de un año tienen derecho a recibir atención de manera gratuita durante 12 meses.UNA VIDA ACTIVAMuchos se preguntan por qué en Suecia las familias viven separadas y envían a sus padres a residencias de adultos mayores. Una de las razones es porque les gusta tener una vida autónoma e independiente. Aquí las personas crecen sabiendo que al convertirse en adultos mayores no dependerán del cuidado de sus hijos.“No es como en América Latina o en España, donde los hijos les llevan los nietos a sus padres para que se los cuiden, para eso el sistema inventó las guarderías. Sabemos que nuestros hijos tienen que trabajar. Si dependiéramos de ellos, seríamos una sociedad improductiva”, asegura Juan Carlos, un español residente en Suecia, de 77 años, que antes de pensionarse fue diputado regional.Inga-Britt, de 76 años, trabajaba como editora publicista, vive en su propio apartamento y es miembro de una organización de jubilados. Con frecuencia se reúnen a leer libros, hacer gimnasia, jugar bolos en la arena y viajar a otros países. El municipio cubre la mayor parte del arriendo y de los gastos de dicha organización y el resto corre por cuenta de sus miembros, que pagan anualmente 475 coronas suecas cada uno: unos 50 euros por año. “Básicamente somos un club de amigos, nos apoyamos y mantenemos una vida social activa. Yo me las arreglo con mi propia pensión, trabajé casi toda la vida y ahora gozo de los beneficios. Además, no dependo de mis hijos, nos visitamos de vez en cuando y nos comunicamos frecuentemente por teléfono”.*Periodista residente en Suecia.Lea también: Una vejez activa