¿Por qué instalarse en Silicon Valley, si existe Barranquilla? La experiencia de Jonathan Tarud, el fundador y director general de la compañía Koombea, es una buena respuesta a esa pregunta. Corría el año 2007 y el vencimiento de su visa de estudiante puso fin a la etapa estadounidense de este joven ingeniero aeronáutico, formado en la Embry-Riddle Aeronautical University de Daytona Beach, Florida. Lo que pudo parecer un traspié le abrió un horizonte sin límites, como aquel que vio desde niño en las costas de su natal Atlántico. Como tantos otros inmigrantes que se asentaron en el Caribe, los abuelos de Jonathan llegaron de Palestina en la década de los cuarenta y se abrieron camino gracias a su espíritu empresarial. Tal vez por eso, o por su propio carácter, el joven siguió el ejemplo. Empacó maletas y se trajo a Colombia todo el conocimiento y la experiencia adquiridos para crear su empresa. En la universidad, la programación y la tecnología eran su afición. No tardó en encontrar un puesto de trabajo que uniera su formación con su pasión. Hizo parte de la división de pesos y tecnología del Boeing 787 en Seattle. Allí buscaba optimizar el peso del cableado y trabajaba con el área de sistemas para lograrlo. Le puede interesar: Emprendedores barranquilleros tienen en MacondoLab la fórmula del éxito De alguna manera, ese es también el principio de su empresa, pues el objetivo de Koombea es diseñar herramientas informáticas que optimicen los procesos de sus clientes y traigan sus ideas de imagen y de servicios a la realidad. Tanto en la academia como en la vida laboral ha entendido que: “El ‘software’ lo cruza todo. Hemos trabajado con empresas en muchos sectores pero al final ese es un articulador. Puedes adaptar un programa para que haga lo que sea. Todas las industrias están influenciadas por este hecho innegable”. De regreso a su país tenía una idea clara. “Quería usar Ruby on Rails en Colombia pues nadie lo había utilizado aquí. Allá lo estaban usando mucho las empresas emergentes”, asegura Tarud. Se refiere a un lenguaje de programación diseñado en 1994, que se conjuga con una plataforma y que hoy es ampliamente utilizado para el diseño de sitios web.
A pesar de que se Jonathan se formó como ingeniero aeronáutico siempre sintió interés por la programación. En su empresa convirtió su pasión en un promisorio negocio. Foto: Cortesía Koombea. En menos de un año la idea empezó a dar resultados. “En 2008 iniciamos con un equipo pequeño para cumplir el primer contrato con una empresa de San Francisco, California, que luego fue adquirida por Skype. Nuestros primeros trabajos fueron para pequeños emprendimientos”, recuerda. Con el tiempo, algunas de estas modestas compañías pasarían a ser propiedad de gigantes como Google o Facebook, y otras serían reseñadas en prestigiosos listados como el Fortune 500, realizado por esa conocida revista de finanzas. Diez años después, Koombea cuenta con más de 90 empleados y, además de su sede en Barranquilla, tiene oficinas comerciales en Nueva York, Chicago y San Francisco, la meca de la tecnología estadounidense. En la Gran Manzana están muchos de sus clientes. MARGARITA ROJAS: Tener la sede de su empresa en Barranquilla, ¿le facilita o le dificulta los negocios? JONATHAN TARUD: Todo es relativo. Hemos visto la preocupación de potenciales clientes que buscan trabajar con empresas como nosotros en México, Argentina o Venezuela y les preocupa la inestabilidad. Hoy, Colombia se ha posicionado como una opción segura. Barranquilla es una buena plaza. M.R.: ¿Cuál es la reacción de los clientes al saber que se trata de una empresa colombiana? J.T.: Al principio era raro porque, usted ya sabe, la gente tenía una impresión errada de nuestro país. Éramos ‘famosos’ por otros asuntos. Pero en los últimos cinco años América Latina y Colombia se han convertido en un destino de desarrollo muy importante para la región. M.R.: ¿Cuáles son sus clientes? J.T.: Son empresas muy diversas que a veces tienen una idea y una potencial solución, pero no es la tecnología, sino los procesos, los que te resuelven los problemas. Nosotros los ayudamos a identificar las problemáticas y las soluciones; y a generar lo que podríamos llamar “superpoderes”. Usamos la tecnología para hacerlos llegar a sus clientes de forma más eficiente. M.R.: ¿Quiénes son los empleados de Koombea? J.T.: Principalmente colombianos. Ingenieros de sistemas, ingenieros electrónicos y diseñadores. M.R.: ¿Cómo son ustedes? ¿Se parecen a los prototipos de jóvenes estadounidenses que vemos trabajando en Silicon Valley? J.T.: La oficina no es tan importante como la cultura que gira en torno a la pasión y al hambre insaciable de crecimiento. No importa la edad, sí la mentalidad, el enfoque y la pasión por la tecnología. Es lo que tratamos de promover. Lea también: Cocina Incluyente para emprendedoras M.R.: ¿Qué los hace diferentes de los otros emprendimientos? J.T.: Una empresa que permanece pequeña se diferencia de otras por la mentalidad, se trata de crecimiento, no de supervivencia. Ese pequeño cambio de chip afecta el entorno y la toma de decisiones. A veces idealizamos a las compañías estadounidenses y eso nos impide ver más allá. Pero la verdad es que basta con que una o dos personas arranquen de cero para que lleguen a ser gigantes. M.R.: ¿Cuál es la meta de Koombea? J.T.: Seguir creciendo y desarrollando soluciones nuevas para los clientes. La tecnología cambia tan rápido que mantenerse al día implica un esfuerzo enorme. Hay que seguir apostándole a lo innovador, pero eso requiere mucho criterio; este es un mundo donde también reinan las falsas promesas. M.R.: ¿Qué les aconsejería a los jóvenes que están iniciando en el mundo del emprendimiento? J.T.: Que nunca se rindan. Detrás de cada éxito famoso, hay miles de intentos. Los de WhatsApp, por ejemplo, estaban a punto de fracasar. Si una idea falla, hay que intentarlo de nuevo. M.R.: ¿Barranquilla tiene potencial para convertirse en un polo tecnológico? J.T.: Yo le veo un potencial enorme. El cambio de la ciudad ha sido considerable, sobre todo en el sector de la tecnología. No se trata de replicar el ecosistema de Silicon Valley. Barranquilla tiene sus propias características. Yo creo que esta ciudad te permite hacer lo que quieras. Algunos clientes vienen a visitarla y quedan sorprendidos. La gran diferencia es la actitud de la gente. Aquí siempre se cree que sí es posible. *Directora de Información Internacional de Caracol Televisión.