Decenas de ‘pajareros’ ascienden cada fin de semana la montaña más icónica de Bello para observar las aves que más les gustan y aprender más de ellas. El avistamiento de estas especies se ha convertido en una de las actividades que despierta mayores pasiones entre los colombianos. Nuestro país tiene la mayor biodiversidad de pájaros en el mundo. De las 1.925 especies que habitan tierras nacionales, más de 500 sobrevuelan los valles de Antioquia. Les presentamos algunas que habitan la gran montaña de Bello, el cerro Quitasol.El Carpintero Habado (Melanerpes rubricapillus)Vive en las regiones Andina y Caribe. Se distingue por su pico puntiagudo, el cual le permite perforar los troncos de los árboles muertos en donde suele anidar. Su menú es variado, puede alimentarse de insectos, pero también de fruta y néctar que obtiene de los comederos construidos por el hombre. Por lo tanto, es común encontrarlo en ciudades y zonas abiertas que cuentan con árboles y arbustos dispersos.El colibrí colirrojo (Amazilia tzacatl)Se reconoce por su pico largo y delgado de color escarlata que le ayuda a alimentarse del néctar de pequeñas flores. Sus características más distintivas son sus patas diminutas, su vuelo rápido y capacidad de territorialidad. Habita las riberas de los ríos, los campos abiertos y jardines urbanos. La hembra es la que se encarga de la construcción del nido, incubación y cuidado parental.El periquito bronceado (Brotogeris jugularis)Llama la atención por su mandíbula superior ganchuda que le facilita abrir semillas y frutos. Con ella también puede sostenerse de las ramas de los árboles. Se mueve entre las regiones Andina, Pacífica y Caribe, llega hasta los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Viaja en bandas ruidosas y se le puede avistar desde ciudades como Medellín.La guacharaca colombiana (Ortalis columbiana)Es una especie endémica del país, es decir, solo puede encontrarse aquí. Además, es una de las más representativas del cerro Quitasol. Se distribuye en la región Andina desde los 100 metros sobre el nivel del mar, hasta los 2.500. Es usual verla en las copas de los árboles frutales, de los que extrae su alimento. La distinguen por sus bulliciosos cánticos, de ahí el nombre de ‘guacharaca’.La tangara cabeciazul (Tangara cyanicollis)Tangara significa ‘bailarín’ en lengua tupí, y el epíteto cyanicollis significa ‘de cuello azul’. Su llamativo color turquesa hace que destaque entre las demás. Ama las frutas, especialmente las bayas, y también los insectos. Le gusta volar sobre áreas abiertas, entre árboles dispersos y pastizales. Puede encontrarse solitaria o también en parejas.Fuente: Laura Llano Gil, estudiante de Ingeniería Forestal de la Universidad Nacional, aficionada de las aves y visitante habitual del cerro Quitasol.