Cuando se visita el municipio de Iza por primera vez se percibe un aura diferente. Quizás sea la herencia de otras épocas, porque aquí se alojaban durante varios días los indígenas muiscas para restaurar el cuerpo y el alma. Hoy toda esa energía de siglos atrás se percibe en la amabilidad de su gente, su riqueza natural y su legado histórico. Iza es eso, tranquilidad y armonía a tan solo tres horas y media de Bogotá; y a dos de Tunja.Es el segundo municipio más pequeño de Boyacá, tiene 34 kilómetros cuadrados y más de 2.300 habitantes. Pero si usted quiere conocerlo bien, necesitará más de un día para lograrlo. ¿Qué debería ver primero? Le pedimos asesoría a su alcalde, Diego López, quien es más izano que la cobija de lana, y este es el recorrido que sugiere.Comience con el centro histórico. Allí se perderá entre los árboles y comprobará por qué Agustín Codazzi y los miembros de la Comisión Corográfica bautizaron al municipio como el ‘Nido verde de Boyacá’ en 1850. Así mismo, encontrará dos troncos que datan de esa época y que la administración actual rescató al transformarlos en sorprendentes esculturas talladas.Más adelante está la iglesia del Divino Salvador, donde reposa una pequeña piedra en la que inexplicablemente se formó el rostro del Divino Salvador. Cuenta la historia que un sacerdote la halló en medio de una montaña hace 270 años. Desde entonces, se le atribuyen milagros. Hoy, la idea es consolidarla como un infaltable dentro del turismo religioso de Colombia.Luego visite alguno de los talleres donde reivindican el arte de tejer en lana, oficio icónico de Iza. En este punto, lo mejor es que vaya a almorzar, el municipio ofrece una gran variedad gastronómica, la comida tradicional es excepcional. Después, claro, no puede faltar el postre. Iza fue pionero del ‘turismo dulce’ y tiene una exclusiva plaza donde cada domingo se exhiben sus sabores.Para pasar la tarde tiene varias opciones. Puede relajarse en los termales de El Batán o de Erika tomando un saludable baño enriquecido con minerales de hierro y azufre. El segundo lugar cuenta con una de las cuatro piscinas de agua azufrada que se han encontrado en el país.El otro plan es explorar los cultivos de higo y así apoyar a los campesinos asociados que con su arduo trabajo han exportado varios kilos de esta particular fruta a Egipto y a Grecia. También puede hacer senderismo por corredores verdes y en varios de ellos puede observar arte rupestre.Si quiere más, no dude en acudir a IzaVita, el operador turístico que desarrolla expediciones en la región. Al final del día, puede pasar la noche en alguno de los 27 hoteles que hay en el municipio. Así se habrá conectado con el entorno izano, que, según nuestros antepasados, es ideal para recargar energía.