Cuenta la leyenda que Bochica, el profeta de los muiscas, fue quien le enseñó a este grupo indígena la técnica para hilar y tejer las artesanías características de Boyacá, fabricadas con fibras vegetales como el algodón y el fique. Se dice que lo hizo 1.400 años antes de que los españoles llegaran al altiplano cundiboyacense, región donde habitaba esta etnia. Para que nunca olvidaran la forma de telar, dejó plasmado el proceso del tejido en una roca.Las cerámicas que elaboraban sus artesanos se utilizaban en tributos a los dioses, ceremonias, cultos, actividades domésticas (como las ‘gachas’ que usaban los muiscas en los procesos de la sal), urnas funerarias, cercados de los caciques. En sus diseños sobresalían los objetos zoomorfos y antropomorfos.Con la llegada de los españoles la tradición textil se fue modificando. Los conquistadores introdujeron las ovejas al territorio cundiboyacense, y con ellas la lana y nuevas técnicas de tejido. Con el paso del tiempo, esta materia prima fue desplazando al algodón que originalmente utilizaban.Hoy, la textilería en Boyacá continúa asegurando el sustento de muchas familias. Los artesanos usan todo tipo de materiales vegetales, animales y minerales para elaborar esas piezas de arte que reflejan sus sueños, costumbres y creencias.Precisamente, la autenticidad de estas creaciones ha permitido que lleguen al mercado internacional. Según ProColombia, el año pasado desde el departamento se exportaron mercancías por valor de 65.677 dólares, lo que representó un crecimiento del 15,9 por ciento frente a 2016. El subsector que más se destacó fue el de la cerámica (63.068 dólares), seguido de las estatuillas (2.466 dólares).