Son las cuatro de la tarde. El habitual silencio del pueblo se interrumpe por el sonido de las campanas de la iglesia y la llegada de una colorida Ford Piragua, modelo 78, llena de feligreses que se apresuran a bajar para no perderse la misa. Esta escena ocurre hoy en Tenza, un municipio de poco más de 5.000 habitantes, ubicado a 150 kilómetros de Bogotá. “Acá la vida artesanal y campesina se funden con lo religioso”, dice el párroco municipal, Ricardo Lache.Las celebraciones de esta índole movilizan a los tenzanos durante todo el año: La Fiesta de los Reyes Magos, en diciembre; las fiestas patronales de San Miguel Arcángel, en septiembre; y la Semana Santa, animan sus días.Este rincón del oriente de Boyacá también sobresale por sus coloridos canastos artesanales, elaborados en chin (caña de castilla) que constituyen un atractivo tradicional para los visitantes. En su casco urbano conserva su arquitectura colonial, por eso fue declarado en 1983 y 2011 por la Gobernación como el pueblo más bonito de Boyacá.El alcalde Jhon Alexánder López Mendoza considera que su municipio es digno de ser visitado, pues brinda “un espacio de descanso y una oportunidad de turismo diferente, porque aquí los visitantes vuelven a sus raíces”.Además de ser un territorio con una rica historia indígena y colonial, en Tenza es posible conectarse con la naturaleza a través de sus campos con variedad de pisos térmicos, que van desde el páramo, hasta los 1.600 metros de altura sobre el nivel del mar. Algunos de los planes ecoturísticos son el Camino a la M y el Camino Real que conduce al río La Guaya, donde se podrán observar árboles como el carbonero, el ocobo y la araucaria, frutos como las guatilas y los mangos, y aves como los azulejos, los copetones y los colibríes.En sus escasos 51 kilómetros cuadrados hay restaurantes y hospedajes. El más antiguo es el Hotel Turístico de Tenza, inaugurado en 1980.Durante el puente festivo de octubre se realiza el Concurso Nacional de Danzas en donde se escucha y baila desde el merengue campesino hasta el ritmo de torbellino.