SEMANA: ¿Cómo se proyecta el cierre de las minas desde la perspectiva medioambiental?Santiago Ángel: Todas las minas tienen un plan de cierre y hay proyectos que han sido galardonados con premios por hacerlo exitosamente. Las grandes minas de este país no se han cerrado –están en plena operación–, pero se han ido cerrando porciones. Lo que se busca es que, una vez se haga el cierre, quede una reconversión ambiental importante. En Colombia hay casos como los de Cerrejón, Drummond y Prodeco, donde se ha hecho una reconversión del suelo en el que antes se minaba: ahora en esas áreas se ubican los bosques tropicales que se han creado en la zona.SEMANA: ¿Definitivamente la minería es necesaria para el desarrollo y el progreso?S.Á.: La industria se ha dado cuenta de que tenía que empezar a contar qué es la minería. Sin esta no podemos subsistir; la humanidad moderna la necesita. Todo lo que vemos, tocamos y sentimos tiene minería. Hay gente que dice que la actividad minera no puede hacerse correctamente en el mundo: eso es falso. Países como Australia, Canadá, Estados Unidos, Alemania y España la usan como fuente de desarrollo, lo que demuestra que sí se puede hacer minería responsable. Las minas más grandes de nuestro país están a la talla de sus equivalentes internacionales y hemos venido avanzando en temas de seguridad, estándares y uso de agua.SEMANA: ¿Cómo puede ayudar el sector minero al posconflicto?S.Á.: El posconflicto se ha planteado en la Colombia rural, que no es solo agricultura, también es minería. En las zonas difíciles, mayoritariamente, los únicos que generamos empleo remunerado, con estándares y seguridad social, somos nosotros. Nuestra apuesta es seguir en la medida que podamos crecer y desarrollar las operaciones, generando un trabajo muy importante para las regiones. A raíz de la consecuente mano de obra empoderada, calificada y con recursos, se generan encadenamientos y una dinámica de consumo local que precisamente apoya en la dinamización de esas regiones.SEMANA: ¿Qué parámetros internacionales siguen los procesos carboneros colombianos?S.Á.: La discusión ha girado en torno a cómo se hacen emisiones de dióxido de carbono en el mundo. Nosotros creemos que la industria tiene que trabajar para tener un carbón de las mejores calidades para que sus partículas atmosféricas sean las menores posibles. En cuanto a la quema –tema que no es minero sino industrial–, hemos venido apoyando proyectos de emisiones más limpias, como el Clean Technology Emissions. Colombia es un país que emite menos de lo que limpia, somos una comunidad de carbono neutro. El 97 por ciento de nuestro carbón se exporta y no se quema en el país; somos muy favorecidos en ese sentido, pero no significa que no lo tengamos como una de nuestras prioridades.SEMANA: ¿A qué países se exporta el carbón colombiano?S.Á.: Somos el cuarto exportador del mundo y un jugador importante para el planeta, eso hace que tengamos una industria supremamente competitiva. Competimos con australianos, rusos, chinos, indonesios, canadienses y gringos; por eso tenemos que estar a la vanguardia tecnológica y productiva. Hemos conquistado mercados a los que no ha llegado casi ningún producto colombiano, hacemos grandes exportaciones a Alemania y hemos llegado a los mercados turcos. Penetramos en casi todos los mercados internacionales por nuestro precio y calidad.SEMANA: ¿Qué tan preocupante es, en el caso del carbón, la minería ilegal?S.Á.: Es un tema básicamente del oro; se genera en las industrias que tienen mayor valor, donde el metal o mineral es muy valioso para el mercado y permite que las rentas ilegales sean fácilmente captables. La minería carbónica requiere de mucho trabajo e inversión, lo que hace que los márgenes sean más pequeños.*Periodista de Especiales Regionales de SEMANA.