Con mucha frecuencia se habla de la crisis institucional de Cartagena. Sin querer desconocer las dificultades que todavía se enfrentan es importante resaltar lo valiosa que es esta ciudad para el desarrollo de Colombia. Históricamente el comercio ha marcado la ciudad. Su condición portuaria hacía ineludible ese destino. Historiadores dan cuenta del comercio incluso antes de la fundación de Cartagena. En el prólogo del libro del puerto, Juan Gossaín señala que en 1503, cuando Rodrigo de Bastidas pasó de largo por la maravillosa bahía de Cartagena, “los aborígenes, con sus canoas cargadas de pescado y frutas, seguían comerciando con los demás pueblos de la región, cambiando plátanos por tabaco y yucas por camarones”. Luego, con la llegada de don Pedro de Heredia, toda la actividad comercial derivada de la condición portuaria de la ciudad creció. Para 1705, llegaban en promedio ocho galeones españoles por mes y los empresarios de la ciudad habían creado rutas especiales para la navegación. La historiadora María Teresa Ripoll escribió para la revista Pórtico de 2018 que “el monopolio del comercio trasatlántico que estableció España con sus colonias americanas hizo que Cartagena se convirtiera en un centro de acopio de mercancía para la reventa en el interior del virreinato. Los comerciantes de Santa Fe, Mompox, Popayán, Honda, y Medellín, dependían en gran medida de los de Cartagena para obtener mercancías y buenos créditos desde el exterior, acrecentando la importancia de este colectivo”. Le puede interesar: Grupo Puerto de Cartagena, el mejor del Caribe Todo esto fue consolidando la economía de la ciudad, que experimentó, a principios del siglo XX, el surgimiento de un gran número de industrias locales, de diversa índole, que dinamizaron su desarrollo e iniciaron en el sector de Mamonal lo que habría de convertirse en el principal polo petroquímico del país. Lo anterior, unido a la presencia de la Armada Nacional, evidencia los beneficios que la condición natural de la ciudad aporta en términos económicos, sociales y culturales. En el documento citado de María Teresa Ripoll se reseña que en 1880 Cartagena pierde liderazgo portuario, entre otras razones, por la sedimentación del Canal del Dique, y agrega: “La reactivación económica de Cartagena se da entonces con las mejoras que se hicieron a finales del siglo XIX a su infraestructura portuaria. La economía de la ciudad giraría en torno a este sector en las siguientes décadas. La construcción del nuevo muelle de la Machina, complementada con la del ferrocarril Cartagena-Calamar; la reapertura del Canal del Dique; su conversión en puerto petrolero, y la construcción de la Terminal Marítima de Manga, tuvieron un efecto dinamizador...”. Cartagena es la principal plataforma exportadora de Colombia y toda la infraestructura logística que ha desplegado le permite al país insertarse en la economía global con un comercio exterior competitivo. Gracias a la conectividad con 750 puertos de 150 países, a la eficiencia de sus terminales y al volumen de carga movilizada, ocupa el tercer lugar en el ranking portuario de América Latina y el Caribe. En el presente la apuesta es anticiparse a los cambios, incorporar equipos con alta tecnología, construir una infraestructura adaptada a los retos del cambio climático y, muy especialmente, desarrollar el talento humano. De forma que por cuenta de las oportunidades de una condición geográfica inigualable Cartagena pueda mantener su posicionamiento en beneficio de todo el país. * Gerente general del Grupo Puerto de Cartagena