A principios de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) encendió las alarmas sobre la falta de innovación en el adelanto de nuevos antibióticos, pues cada vez más bacterias desarrollan resistencia a estos fármacos. La alerta fue asumida como un desafío por investigadores que optaron por buscar soluciones en la naturaleza, a partir de moléculas biocidas en seres vivos.

La base científica de esta apuesta –que en enero ya representaba el 16,7 por ciento de las investigaciones de antibióticos a nivel mundial– está en las biociencias. Diego Villanueva, jefe del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad EAFIT, explica que las biociencias son “una nueva área del conocimiento que se soporta en las ciencias básicas para estudiar los fenómenos biológicos presentes en los ecosistemas y en la biodiversidad. Por lo tanto, nos permiten generar conocimiento y, además, aproximarnos al desarrollo de productos biotecnológicos aplicados a un reto social”.

Colombia tiene un gran potencial en este campo por ser el segundo país con mayor biodiversidad del mundo. Es por eso que la Universidad EAFIT incluyó entre su oferta académica una Maestría en Biociencias dirigida a formar químicos, biólogos, físicos e ingenieros –entre otras disciplinas– para que adquieran herramientas para un mejor aprovechamiento y preservación de nuestra riqueza natural.

“Este carácter interdisciplinario permite que las soluciones propuestas por las biociencias sean tan diversas como innovadoras”, afirma Claudia Palacio, profesora del Departamento de Ciencias Físicas de la universidad. Así lo evidencian sus investigaciones para desarrollar implantes craneales adaptados a la medida de los pacientes, usando la biología computacional, o cerámicas de alto desempeño que reducen los gases contaminantes de la atmósfera cuando se exponen al sol.

Villanueva asegura que apuestas como la de la Universidad EAFIT marcan la ruta del futuro del desarrollo del país. “Colombia debe volcar la mirada a la biodiversidad para resolver los retos del desarrollo económico sostenible. Por eso, las biociencias son las ciencias del siglo XXI”, concluye.

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