Un poeta y profesor refería que cierta vez el sabio Caldas salió de su casa, en Popayán, a unos cerros a hacer observaciones y estudios. Estando arriba, después de algunas horas de caminata, se dio cuenta de que había dejado el altímetro. Y lo necesitaba, pero no era cosa de devolverse, se le iría el día en idas y venidas. Decidió seguir. Estimó que con la escala del termómetro podría defenderse. Iría, digo yo, a mirar los climas y las lluvias, los frailejones, los musgos y las otras plantas que la neblina preservaba. Para estudiar todo, para clasificar todo, el ejercicio taxonómico es arduo y riguroso. Esto lo aprendió, entre otras personas, de José Celestino Mutis en la Expedición Botánica. El caso es que Caldas, ya en el páramo, trató de usar la escala del termómetro y concretamente el punto de ebullición del agua para calcular la altitud en la que estaba. Y poder ordenar científicamente sus observaciones. Y entonces ahí, ese día, ese minuto, gracias al olvido que había tenido, se dio cuenta de que el punto de ebullición del agua se alcanzaba antes, a medida que subía por los cerros y disminuía la presión atmosférica. ¡El agua hervía a una menor temperatura! El sabio Caldas se preguntaba si de chiripa había hecho un descubrimiento importantísimo, o si eso ya lo sabía todo el mundo en la comunidad científica en Europa y Estados Unidos. ¿Qué debía hacer? Un tiempo después, en Ibarra, camino de Quito, en 1801, se encontró con Alexander von Humboldt. El payanés le mostró su trabajo sobre el estudio y clasificación de las plantas de estos territorios y esto fue de gran utilidad para Humboldt cuando redactaba las páginas definitivas de sus tomos y enciclopedias. Hay algunos que dicen que Caldas le pidió a Humboldt que lo admitiera en su equipo de científicos y que el prusiano lo rechazó. Puede ser. Humboldt es el padre de la botánica, la geografía y la ecología. Caldas era un científico de la Nueva Granada, que además moriría prematuramente luchando por la independencia. Creo que esto fue lo que narró aquel poeta y profesor, si es que en efecto existió. No sé si dijo también, o yo lo imagino ahora, que en la primera edición de las obras completas de Humboldt se hace mención de la variación del punto de ebullición del agua, de acuerdo con la altitud. Y que Humboldt le dio el crédito a nuestro científico. ¿Será posible? *Escritor.