Orión es una de las constelaciones más populares. Su cinturón se aprecia en el cielo nocturno como una línea recta conformada por tres estrellas brillantes. Para los pueblos originarios que habitan en la Serranía de Chiribiquete, en especial para los tukanos occidentales, esta agrupación de astros es conocida como la constelación del Jaguar. La Serranía de Chiribiquete está ubicada sobre la Línea del Ecuador, en la región de la Amazonia colombiana. Esta particularidad geográfica pone a la montaña en el centro del planeta, y es por ello que la constelación del Jaguar se mantiene, de manera invariable y en cualquier época del año, justo arriba de la sierra. “Este aspecto no pasó inadvertido para las personas que hicieron todo el arte ritual y pictórico de este lugar”, dice Carlos Castaño Uribe, arqueólogo, antropólogo y director principal de la Expedición Bio al Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete. “Ellos consideraban esta serranía como el centro de la Tierra”, añade. Carlos Ramírez, director del documental Chiribiquete, videografía de expedición al centro del mundo, observó durante la primera noche de grabación la constelación del Jaguar, mientras Castaño Uribe le contaba acerca de la cosmogonía de los tukanos y de los murales de enormes dimensiones en donde hay representaciones pictóricas en el parque. Al día siguiente, un jaguar los visitó en el campamento de la expedición científica. Apareció junto al lecho del río y, según Ramírez, el felino trazó en su recorrido las líneas de la constelación homónima en el cielo. “Fue algo bellísimo lo que nos ocurrió. Lo intenté poner en el documental, pero no cuajaba”, recuerda el realizador bogotano. La expedición PNN Serranía de Chiribiquete ha sido una de las 22 realizadas por Colciencias y Parques Nacionales Naturales de Colombia, en alianza con universidades y varias instituciones científicas como el Instituto Sinchi, el Instituto Humboldt o la Fundación Malpelo. Como parte de la divulgación científica de las expediciones se produjo una serie documental llamada Colombia Bio, que usó equipos de producción cinematográfica para acompañar a algunos de los grupos científicos y documentar su tarea investigativa. Las expediciones tuvieron un carácter multidisciplinar. Convocaron a científicos nacionales e internacionales y expertos en zoología, botánica, geología, arqueología y biología marina. Además, contaron con la participación de comunidades locales que desempeñaron roles como auxiliares de campo, grupos de logística y guías de las zonas. Algunas de estas personas fueron excombatientes de las Farc, que además de facilitar el acceso a los lugares, también fueron coinvestigadores. Dado su alto conocimiento del territorio se descubrieron un par de especies nuevas.

Uno de los biólogos que estuvo en la expedición de Chiribiquete fue Hugo Mantilla. Es profesor de la Universidad del Quindío y experto en mamíferos voladores. Se encargó de colectar y clasificar murciélagos de la zona. “Cada especie nueva que se suma a las colecciones biológicas –advierte– es una pieza del rompecabezas de la estructura completa del ecosistema. El biólogo de campo ejerce la función de ser los ojos de la humanidad”. Y agrega: “Uno entiende estos lugares como si fueran una enciclopedia de muchas páginas con información valiosa”. Mailyn González, directora del laboratorio de genética de conservación del Instituto Humboldt, fue otra de las investigadoras principales en las expediciones que se realizaron en Vichada, Santander, Chingaza y Sumapaz. A través de muestras que se extrajeron de los tejidos de los especímenes colectados para las colecciones biológicas, se adelantó la , con los cuales González clasificó el banco genético de las especies estudiadas. Así se logró establecer con datos el índice de biodiversidad genética del país. “Lo que no conoces, no lo haces tuyo y, por ende, no lo defiendes”, afirma González, quien explica la importancia de conocer los detalles genéticos de las especies del país. “La diversidad genética nos ayuda a entender las variaciones entre individuos de una misma especie”, explica. Las expediciones científicas se hacen en medio de territorios que no se encuentran acondicionados con las comodidades a las que las personas están acostumbradas. Estos lugares son reservas protegidas y los equipos de investigadores se internan en los ecosistemas con la misión de alterarlos lo menos posible. Levantan modestos campamentos durante dos, tres o cuatro semanas. Estas condiciones exigen una mística que caracteriza a los investigadores científicos. Dairon Cárdenas, especialista en botánica del Instituto Sinchi, fue uno de los investigadores de las expediciones al Parque Andaki, en Caquetá, y al río Apaporis, en el Amazonas. Recuerda que la expedición a Belén de los Andaquíes fue muy exigente por el aislamiento al que el equipo se vio sometido. “Este trabajo se hace con un absoluto convencimiento y una vocación que se vive a través de la formación científica y una gran pasión. No hay otra forma de asumir estos grandes retos”, afirma. Vocación que es tan fundamental como el apoyo de las comunidades locales. Gilma Pincuez vive en el municipio de Belén de los Andaquíes y es la representante legal de la Fundación Tierra Viva. Fue la encargada logística de la expedición en el Parque Andaki. Esto significó organizar un equipo de personas que se encargó de la alimentación, de ubicar los campamentos y su traslado durante la expedición, de servir de guía por el parque y de encontrar plantas y animales que antes, por su conocimiento empírico, habían sido detectados. “Aprendimos muchísimo. Se dejó una gran capacidad instalada y los campesinos que sirvieron como guías y coinvestigadores de los científicos aprendieron a reconocer, por ejemplo, prácticas ilegales de tala de bosques”, dice. Además, el Instituto Sinchi les otorgó un certificado de guianza científica. En los bosques de Anorí, al noreste de Antioquia, se realizó otra de las expediciones científicas. Bio Anorí se convirtió en una excursión emblemática porque contó con la participación de diez excombatientes de las Farc que sirvieron como auxiliares de investigación. Los excombatientes del ETCR (Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación) de La Plancha, guiaron a los científicos a través de montañas que antes eran territorios de guerra y solo eran patrullados por la guerrilla o el Ejército. Gracias a ellos y su conocimiento de los bosques, los científicos lograron identificar 20 nuevas especies para la ciencia y la biodiversidad de Colombia. Juan Carlos Villegas, uno de los desmovilizados que participó en Bio Anorí, tiene 43 años e ingresó a las Farc cuando tenía 17. Fue uno de los guías de la expedición. “Eso fue bien bonito –dice– porque ya no andábamos por los montes pendientes del enemigo, armados y uniformados, sino atentos a los pajaritos y las plantas”. Uno de los científicos que hizo parte de Bio Anorí fue Diego Calderón, biólogo y ornitólogo, que fue secuestrado por las Farc en la Serranía del Perijá hace 16 años. Y en esta expedición se encontró con los desmovilizados de la guerrilla ahora en el rol de coinvestigadores, trabajando hombro a hombro. Este componente social ubica a las expediciones científicas de Colombia Bio en un escenario ejemplar del posacuerdo, donde ciencia y progreso van de la mano. ‘Colombia Bio: expediciones en cine’ Esta serie registró la biodiversidad de territorios que no habían sido explorados, a partir de las miradas de varios directores. Los equipos de producción realizaron procesos acordes con el modelo Investigación+Creación de MinCiencias, que desarrolla proyectos por medio de la experimentación a través de la práctica artística de la música, el cine, la arquitectura, el diseño, etcétera. Sus resultados, que son obras o creaciones artísticas, también son capaces de contener nuevo conocimiento, desarrollo tecnológico e innovación al igual que en la investigación tradicional.

CONOCIMIENTO PARA TODOS Natalia Suárez, líder de ‘TODO ES CIENCIA’ y productora ejecutiva de ‘ COLOMBIA BIO’ SEMANA:¿Por qué eligieron este formato audiovisual? NATALIA SUÁREZ: El cine tiene la capacidad de mover a la gente desde sus emociones y el género documental es una herramienta para hacer memoria y narrar realidades individuales y colectivas a partir de los testimonios y la observación, en ese sentido, quisimos acercar el trabajo en campo de los exploradores y su mística a través de la pantalla. SEMANA: ¿Quiénes participaron en esta convocatoria? N.S.: La invitación se hizo a cineastas y realizadores colombianos para que, a través de sus propios estilos, narraran las expediciones, los territorios, la forma como, paradójicamente, la violencia los “cuidó”. SEMANA: ¿Por qué apostarle a ofrecer contenido sobre ciencia a nuevas audiencias? N.S.: La estrategia ‘Todo es ciencia’ pretende contar la ciencia a partir de formatos que transgredan las formas tradicionales. Si bien los papers y las revistas científicas son importantes, también se debe democratizar el conocimiento y ponerlo en términos comprensibles para todos. Así se forman sujetos informados y con un pensamiento crítico. ‘LA OPORTUNIDAD DE LA PAZ’ ‘La casa de la vida‘ Director: Juan Fernando López, duración:80 minutos SEMANA:¿Cómo fue su experiencia como director del documental, teniendo en cuenta la participación de excombatientes de las Farc, científicos y equipo de rodaje? JUAN FERNANDO LÓPEZ: Los desmovilizados conocían este lugar porque se habían refugiado y vivido allí en medio de la guerra. Pude presenciar cómo regresaban a este territorio y lo resignificaban de la mano de los científicos. Su paso de excombatientes a investigadores fue un acto de perdón muy significativo. SEMANA: El documental combina muy bien el registro de la expedición científica con las historias de los exguerrilleros. ¿Por qué eligió este enfoque? J.F.L.: En medio de la investigación científica surgieron las historias de vida de los excombatientes. Entonces usé la expedición como excusa para contarlas y así aportar al estímulo del reencuentro y el perdón. SEMANA:¿Qué espera que pase con este documental? J.F.L.: Yo quiero que esta película transmita la gran oportunidad que es la paz. Que nos enseñe a no desperdiciar esta oportunidad de reconstruir y resignificar tantos territorios, como lo muestra el documental. ‘UN LUGAR MAJESTUOSO’ ‘Chiribiquete, videografía de expedición al centro del mundo‘ Director: Carlos Arturo Ramírez, duración:84 minutos. SEMANA:¿Por qué eligió el formato de la videografía para narrar esta expedición? CARLOS ARTURO RAMÍREZ: Debido al limitado acceso a Chiribiquete no pude viajar con un equipo de producción para realizar el documental. Lo hice solo y me integré como un individuo con cámara que iba registrando la experiencia. Decidí entonces contarlo desde mi propia subjetividad. SEMANA: ¿Cómo fue su encuentro con los tepuyes y el arte pictórico de los grandes murales de piedra de Chiribiquete? C.A.R.: Esa fue mi mayor motivación: saber que iba a ver las pinturas más antiguas de América. En la primera secuencia, donde muestro las pinturas, no pongo ni mi voz, ni la del arqueólogo, ni música: solo el silencio del lugar ante la majestuosidad de ese arte ancestral hecho hace 20.000 años. SEMANA:¿Qué espera que pase con este documental? C.A.R.: Yo quiero que la gente vea la belleza de Chiribiquete, pero que al mismo tiempo entienda la importancia de su protección. *Periodista.