Los emprendedores y empresarios navegamos hoy en medio de una tormenta sin precedentes. Ninguno de nosotros estaba preparado para afrontarla y nadie sabe a ciencia cierta cómo saldremos de ella. Todos los días escuchamos teorías, los especialistas afirman que la economía sufrirá una crisis y que el impacto del covid-19 causará una devastadora pérdida de empleos. Pero yo lo que veo es una oportunidad única para el emprendimiento y la innovación. Es cierto que el consumidor es el foco de atención y que por ahora sus costumbres y comportamientos son fuente de incertidumbre, pero es importante descifrar si la cuarentena realmente produjo cambios en él, para así replantearse cómo abordarlo. En este contexto, impactar positivamente, generar valor para la comunidad y procurar un mejor futuro para todos dejan de ser ideales, deben convertirse en el punto de partida del desarrollo económico. La experiencia me ha enseñado que a través de esa generación de valor es posible desarrollar un modelo de negocio rentable y de gran impacto. En Suncolombia, una compañía que lleva energías renovables a los lugares sin conexión eléctrica en el país, que logra una relación de largo plazo con la comunidad, y que es a su vez sostenible y circular, lo hicimos. Llegó el momento de transformarnos e innovar para subsistir. Debemos apostar por un desarrollo más equitativo en nuestro país, cambiar las formas tradicionales de actuar, pensar en una economía solidaria y no en un modelo económico individualista. La digitalización que se esperaba en América Latina dentro de 10 a 15 años es hoy un requerimiento básico. Por primera vez ha primado el contacto virtual sobre el contacto físico, rompiendo la barrera de confianza que limitaba el desarrollo de ese mundo en línea y posicionándolo como una necesidad básica. ¿Dónde invertir? Quienes tengan la capacidad de usar fondos para crecer su portafolio de inversión reconocerán que este momento ofrece muchas posibilidades, pero con altos riesgos. El sector educativo, por ejemplo, representa una oportunidad única. Necesitamos transformar la educación tradicional, enfocándola en el aprendizaje de la tecnología y el desarrollo de nuevas habilidades. De lo contrario, nuestros jóvenes y las siguientes generaciones tendrán una desventaja general para competir globalmente. Es tiempo de sembrar para recoger. Lo mismo sucede con la conciencia de protección al medioambiente. Si existía alguna duda de que el daño constante al entorno nos iba a pasar factura, esta pandemia nos refrescó la memoria. Así que la economía verde es un claro foco para invertir. Estoy convencido de que cada esfuerzo económico que hagamos en el mejoramiento del planeta será la principal fuente de riqueza en el futuro. Es el momento de repensar la estrategia empresarial del país, de enfocar los esfuerzos hacia la generación de valor, como lo hicieron muchas naciones en la posguerra; en aquellos años el esfuerzo mancomunado y estructurado tuvo grandes beneficios. Son tiempos de crisis, es cierto. Habrá desempleo y necesitamos ayudar a los menos favorecidos. Pero, lo repito, es una época de oportunidades, por eso la innovación y el emprendimiento serán claves. Desde TValley hemos decidido meter el pie en el acelerador y ver el vaso medio lleno, para contribuir al desarrollo económico nacional. En estas circunstancias son muy útiles iniciativas como Shark Tank, un espacio televisivo que les brinda oportunidades a quienes tienen un sueño y que funciona como herramienta de aprendizaje para el desarrollo de las nuevas habilidades. También son vitales organizaciones como Endeavor, que apoyan de forma estructurada el emprendimiento. Finalmente, creo que esta experiencia nos da la posibilidad de transformarnos por completo. En mi caso, descubrí que cada día estaba perdiendo el tiempo en cosas que no le agregaban valor a mi vida, y las he sustituido por momentos de calidad con mi esposa y mis hijos. Justo ahora, mientras termino de escribir, los tengo a mi lado. Eso es lo verdaderamente importante. *CEO de TValley e inversionista de `Shark Tank ´ Colombia. Lea también: Medellín, el Valle del Software