En el último año se han abierto necesarios debates alrededor de la cultura en Colombia. Se cumplieron 12 meses de la implementación de la economía naranja, que ha suscitado críticas y propiciado análisis profundos desde el punto de vista empresarial o la óptica de la autosostenibilidad. El objetivo de este texto no es entrar en ese debate, pero este sí será su telón de fondo. La realidad de este año, que nos enfrentó a una pandemia, ha incentivado aún más las conversaciones y reflexiones sobre la función del arte y los usos y las razones de la cultura. A la pregunta habitual de si toda manifestación cultural o artística debe generar utilidades, se sumó una más importante y necesaria: ¿para qué les sirve esta a los seres humanos? El ensayista francés George Steiner tiene una frase que puede funcionar como respuesta: “El arte no puede cambiar la historia, pero nos ayuda a entenderla”. ¿Qué piensan los artistas y gestores culturales? ¿Cómo ven la cultura y la intuyen en los próximos meses? Sí, hablo de “meses” porque el covid-19 nos ha hecho reinterpretar la perspectiva del tiempo. Ya no podemos pensar a largo plazo, lo que tenemos es el hoy. Adriana Lucía, cantante y líder cultural, dice que en nuestro país el arte nos ha salvado. “Si todas las poblaciones dolidas y las regiones más golpeadas por la violencia, la escasez y el olvido no tuvieran a la cultura presente, ya habrían desaparecido”, afirma. Esa es una de las realidades que se ha revelado en medio de esta crisis, la cultura nos da la posibilidad de ser parte de algo. Muchos nos hemos sujetado a canciones, novelas, series, películas o poemas para resistir el confinamiento.  Durante la cuarentena ha madurado la vida digital y el consumo de contenidos en este formato, incluyendo la liberación de cientos de bibliotecas online y bancos audiovisuales. Algunos artistas han señalado su vulnerabilidad. El arte nos sirve a todos en medio de una realidad cruel, pero, ¿qué hacen los artistas en ella? ¿De qué viven? “La construcción de un ciudadano sensible en medio de una sociedad inclemente, poco empática y violenta, va de la mano de la literatura, el cine, las artes plásticas, dramáticas y la música”, asegura la cineasta medellinense Laura Mora (directora de Matar a Jesús, 2018). Pero advierte que esto es posible si existen instituciones fuertes que potencien todas las expresiones, permitiendo que aquellas obras no masivas, alejadas del circuito mercantil del entretenimiento, existan y enriquezcan la diversidad cultural. El dramaturgo y actor Fabio Rubiano subraya la importancia de espacios incluyentes. “La mejor compañía, en ciertos casos, es lo que no tiene un valor tangible sino eso que permanece en la memoria y el corazón. Uno tiene relación con los objetos de la cultura. De parte nuestra debemos establecer unos lazos mucho más cercanos con la comunidad”. ¿Y qué piensan los gestores culturales? Nicolás Montero, actor, director de teatro y actual secretario de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, resume la idea de esta manera: “La cultura tiene que ser un vínculo que Le permita a la gente tener referentes sobre sus propias decisiones”. Esto hace pensar en la función social del arte, de la que han hablado algunos. Una vuelta a la frase de Steiner. El arte como herramienta para reflexionar sobre el mundo, para digerirlo y asumirlo. “La sociedad debe siempre rodear y demandar el ejercicio cultural”, puntualiza Montero.  Y este hay que potenciarlo siempre. Así lo plantea la bailarina Lina María Gaviria, actual secretaria de Cultura Ciudadana de Medellín. “Se deben generar espacios en la virtualidad para mantener los proyectos, para que el ecosistema de las industrias culturales y los creadores nos veamos beneficiados y mantengamos una creatividad y producción activa”. Garantizar la supervivencia para que los artistas y las personas involucradas en el circuito de un bien cultural sobrevivan. ¿Cómo soñar la cultura hoy? La cultura se hace, el arte sucede. Y mientras tanto, las instituciones están llamadas a crear políticas y mecanismos para su diversidad y garantizar así que alguien pueda acceder a la canción de moda en YouTube, pero también tenga los medios para elegir leer un libro, escuchar un podcast o asistir a una obra de teatro. Lea también: En el municipio de Aguadas se teje la cultura