Son tres días frenéticos llenos de actividad científica, comercial y ruedas de negocio que en la edición de 2017 dejaron expectativas de intercambio comercial por más de 100 millones de dólares, y en la pasada de 2019 reportaron más de 460 millones de dólares en negocios potenciales. Pocos eventos pueden registrar este vertiginoso incremento en ventas. Así ha crecido Colombiamar, la feria naval más importante de la región, que se realiza en Cartagena de Indias, y que tuvo su inicio oficial en 2009. Digo “oficial”, porque esta aventura comenzó –sin proponérselo– en 2005, cuando se reunieron por primera vez los expositores, analistas, comerciantes y aficionados del sector, en el primer Simposio de Ingeniería Naval organizado por Cotecmar, en el Hotel Almirante, en la zona de Bocagrande. En 2006 la participación aumentó; tres años después este encuentro, que no paraba de crecer, se llevó a cabo en el Club Naval de Cartagena y, como ya lo mencioné, en 2009 comenzaría la feria que hoy todos conocemos. A diferencia de otros eventos similares que se celebran en América Latina, como Exponaval, en Chile; y algunos otros encuentros en Brasil, muy interesados en el área de defensa; Colombiamar se concentra en la investigación y el desarrollo tecnológico con un enfoque en productos y servicios innovadores. Sin embargo, espacios de estas características son escasos en nuestra región. Necesitamos más de ellos para el fortalecimiento de la industria astillera. Pero, se preguntará usted, ¿cómo es un día en esta feria, que en este 2019 contó con más de 90 expositores, 91 estands, 30 países invitados y más de 4.000 visitantes? Lea también: En esta bahía confluye el mundo Por los pasillos del Centro de Convenciones de Cartagena de Indias, que es el escenario principal de Colombiamar, pasea, por oleadas, un mar de gente de naciones diferentes. Muchos son investigadores o hacen parte de las delegaciones oficiales de diversos rincones del continente, hay comandantes de la Armada, dueños de navieras (armadores), conferencistas de distintas latitudes, ministros, estudiantes, curiosos y entusiastas del sector. Centenares de ellos acuden a las múltiples ponencias que se realizan a diario durante el evento. A través de los años, la presencia de España siempre ha resaltado. Empresas de Galicia, Andalucía, el País Vasco y Cataluña han unido esfuerzos para participar con un pabellón completo en el que ofrecen lo mejor de su gastronomía y de sus vinos; por eso, además, es uno de los estands más visitados. Digamos que este es uno de los puertos obligados de la feria. Y, aunque parezca un detalle menor, el dress code de los participantes en Colombiamar bien merecería unas páginas en las revistas de moda –que tomen nota Anna Wintour y su equipo–. Mientras los militares lucen orgullosos su uniforme, los extranjeros asisten de corbata. Ha sido una misión imposible lograr que invitados internacionales como el británico Geoffrey Till, el estratega marítimo vivo más importante del mundo, quien este año dio una de las conferencias más aclamadas y los catedráticos de universidades como Michigan, Berlín o Sao Paulo, desistan del traje formal a pesar de los 31 grados centígrados que calientan Cartagena. Si hay un momento en el que se rompe el protocolo y nuestros visitantes y ponentes por fin aligeran el nudo de su corbata es en la ceremonia de clausura. Después de la cena de despedida, todos lucen sus guayaberas y despiden la feria junto al mar, contemplando las embarcaciones de la bahía, la ciudad amurallada y el cielo despejado de La Heroica, que los recibirá nuevamente en 2021. *Vicealmirante.