La envidiable ubicación geográfica de Colombia –como lo hemos destacado en esta revista– invita a pensar en su desarrollo a partir de los dos océanos que la rodean. Su territorio marítimo es un activo estratégico, un motor de crecimiento y el vehículo perfecto para que el país tenga un intercambio directo con el mundo. Pero ese potencial demanda la existencia de un poder naval capaz de salvaguardar los espacios marítimos e insulares de la Nación. Ese es el papel que desempeña la Armada de Colombia. Su misión constitucional es contribuir a la defensa de esos espacios marítimos y proteger todos los beneficios que el mar les brinda a los colombianos: la pesca y la acuicultura, la explotación de recursos minero energéticos, el transporte y el comercio, el turismo, la investigación científica marina y el desarrollo de la industria naval, entre otros. Esta labor de defensa la cumplen, por ejemplo, nuestros buques de guerra, que han sido comprados a países que cuentan con un alto nivel de desarrollo. Esas adquisiciones nos han permitido contar con tecnología de punta, pero ha llegado el momento de romper paradigmas, incentivar el progreso tecnológico propio y fomentar la industria nacional. También le puede interesar: Colombia será el centro de reparación de buques del Caribe y Estados Unidos en 2020 La Plataforma Estratégica de Superficie (PES), es una de las iniciativas para cumplir con tal fin. El programa nace de la necesidad estratégica de reemplazar las fragatas construidas en Alemania en los años ochenta, que sirven hoy como primera línea para la defensa del país. Son cuatro fragatas que para 2024 sumarán 40 años de servicio. Esto significa la obsolescencia tecnológica y el final de su ciclo de vida. Con la PES confluyen las necesidades de defensa de la Nación y la oportunidad de promover la industria naval. La Armada de Colombia y su astillero Cotecmar son los responsables de lograr las capacidades requeridas para diseñar, construir y poner en servicio las fragatas que el país necesita en cooperación con un socio tecnológico externo. Es determinante tener una base industrial fortalecida que permita cerrar la brecha tecnológica nacional e incentive la apropiación de capacidades industriales. Esta tarea se ha impulsado desde el año 2000 con el desarrollo de proyectos de investigación e innovación a través de Cotecmar, cuyos resultados se traducen en los buques que se encuentran actualmente en servicio y que llevan a cabo las operaciones fluviales y marítimas. Algunas de estas embarcaciones han sido exportadas a países de la región como Brasil y Honduras. Cambio tecnológico La PES no solo genera beneficios para el país en el sector defensa. La plataforma tendría un impacto en otros ámbitos de interés nacional como la educación, la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico. Así mismo, promueve encadenamientos productivos de sectores como el metalúrgico, el metalmecánico, el de las TIC, las industrias 4.0, el eléctrico, el electrónico y el petroquímico, entre otros. Un análisis realizado por la Universidad Tecnológica de Bolívar estima que por cada peso invertido en el programa PES, se generarán 1,52 pesos en otros sectores de la economía. Ese mismo estudio establece que la plataforma podría generar alrededor de 50.000 empleos directos e indirectos, si se tienen en cuenta los asociados a la construcción de buques y a los empleos generados por los encadenamientos productivos en los sectores afines. En resumen, además de desarrollar capacidades navales para la defensa nacional, la PES busca promover el cambio tecnológico de la industria, con los beneficios asociados en términos de empleo, salarios e impuestos. Este es el desafío más importante que ha enfrentado el país en el campo de la ingeniería naval, y nos brinda la oportunidad de adquirir y elevar nuestras capacidades científicas, tecnológicas e industriales. *Contralmirante, jefe de Planeación de la Armada de Colombia.