Omar Cruz, inspector de línea de alta tensión del Grupo Energía Bogotá (GEB), recorre la infraestructura eléctrica desde Betania (Huila) hasta Mocoa (Putumayo) para garantizar que no haya riesgo de interrupción del servicio, mientras tanto Giovanni Nese va a las oficinas del Grupo en Bogotá para monitorear el sistema de transmisión de energía eléctrica. Él es uno de los operadores del Centro de Control donde se supervisan 1.655 kilómetros de líneas de transmisión, más de 2.000 torres y 28 subestaciones del GEB. Cruz y Nese hacen parte del grupo de ingenieros electricistas, técnicos electromecánicos y especialistas en Operación y Mantenimiento, que junto con contratistas del GEB salen todos los días de sus casas para garantizar la prestación de un servicio que es hoy más vital que nunca. ¿Qué pasaría en clínicas y hospitales sin energía, o en industrias, comercios y hogares sin acceso a este servicio? En esa apuesta por el progreso de Colombia y el bienestar de sus habitantes, el Grupo también facilita el transporte de gas natural que llega al 65 por ciento de los usuarios, con su empresa TGI, que lo lleva a través de 14 estaciones de compresión y 4.017 kilómetros de gasoductos que cruzan 17 departamentos y 220 municipios. En esta labor están asignados hoy 171 colaboradores. Para que cumplan con su trabajo, el GEB y TGI suministran todos los elementos de protección y acompañamiento teleasistido: hay turnos y división de equipos de trabajo, protocolos de seguridad, desinfecciones periódicas, transporte personalizado, monitoreo del estado de salud de cada colaborador y su grupo familiar, entre otras acciones. En enero de este año el GEB y sus empresas en Colombia, Perú, Brasil y Guatemala, pusieron en marcha los Planes de Contingencia y Continuidad del Negocio para garantizar el suministro de energía y gas. La presidente del Grupo Energía Bogotá, Astrid Álvarez, dice que las prioridades son mantener el empleo de más de 2.300 colaboradores y proteger la vida de trabajadores y contratistas, cumpliendo con el principal atributo cultural del Grupo: ‘primero la vida‘. El GEB también se ha sumado a los programas para ayudar a las poblaciones menos favorecidas, mostrando su compromiso con la ‘conciencia social‘, otro de sus atributos. En Colombia, los colaboradores aportaron parte de sus salarios para entregar alimentos a comunidades vulnerables. En Perú, los trabajadores de Cálidda y Contugas donaron cerca de 4.000 canastas de víveres para igual número de familias. Y en Guatemala, a través de Trecsa, se entregaron kits de higiene a comunidades indígenas. “Esta es una oportunidad de demostrar que unidos somos más fuertes y saldremos adelante, trabajando por Colombia”, dice Álvarez. Lea también: El espíritu solidario de Terpel