Según el informe Explotación de Oro de Aluvión presentado en 2016 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), Antioquia tiene 26.323 hectáreas afectadas por este tipo de extracción minera. Este número representa el 33 por ciento del total de las áreas degradadas en el país.En Colombia, la recuperación de las tierras es responsabilidad de los titulares de las minas. Sin embargo, el trabajo ilegal impide el control sobre los responsables de la reparación de los daños, así que las entidades estatales han asumido el compromiso.Este es el caso de la Secretaría de Minas de Antioquia, que incluyó estratégicamente en el Plan de Desarrollo departamental la línea de sostenibilidad ambiental para acompañar los procesos de recuperación de áreas degradadas por la minería en el departamento.A través de programas como Oro legal, de Usaid, la secretaría invierte 3,6 millones de dólares en la capacitación de 2.450 mineros en técnicas de extracción responsable. Este dinero también se destina a la formalización de 110 operaciones de minería artesanal, al apoyo de la producción de cuatro toneladas de oro legal, a la eliminación de 30 toneladas de mercurio en el proceso de producción, a la reducción de un 30 por ciento de la contaminación por mercurio en el aire, a mejorar la calidad del agua potable en las áreas mineras cubiertas y a la rehabilitación de 2.500 hectáreas de tierras degradadas.Antioquia es el departamento con más municipios afectados por la minería de aluvión, 46 de los 125 que lo componen, es decir, el 37 por ciento del territorio, tienen áreas degradadas. El convenio con Oro legal priorizó la región del Bajo Cauca, por ser la que concentra casi toda la minería departamental. Solo Nechí, una de las poblaciones de la región, tiene más de 6.200 hectáreas degradadas.Las afectaciones en esas áreas son la alteración del paisaje, la erosión, la fragmentación de hábitats, la pérdida de corredores naturales, la alteración de ecosistemas, la pérdida de biodiversidad y el aumento de las emisiones de carbono a la atmósfera que contribuyen al cambio climático.¿Y cómo se recuperan? La reforestación del Bajo Cauca antioqueño se adelanta con acacia mangium, conocida en el país como teca australiana, un árbol que crece en zonas poco fértiles y durante su proceso de crecimiento libera muchas hojas que, a largo plazo, ayudan a la recuperación de la capa orgánica que se pierde con la minería.Los paisajes áridos en esta subregión renacen con ideas que han tenido continuidad. Por ejemplo, la reforestación con acacia es una experiencia en la que fue pionera la Corporación Autónoma Regional de Antioquia (Corantioquia), hace casi 25 años.Esta rehabilitación de áreas está acompañada también por la reconversión económica. Donde se siembra esta especie se adelantan proyectos productivos con apicultura y de la misma acacia se aprovecha la entresaca a los dos años de sembrada, y unos diez años más tarde, la cosecha maderera final.Durante esta administración, la Secretaría de Minas ha recuperado más de 1.000 hectáreas, que parecen pocas si se tiene en cuenta la extensión de las áreas afectadas de la región, pero el objetivo es que este sea un programa piloto que mande un mensaje claro: sí se pueden recuperar las áreas, sí es posible formalizar la minería, reducir el uso del mercurio y generar nuevas fuentes de ingresos.La meta de la secretaría es recuperar 2.500 hectáreas.