En el mercado es común ver, desde hace algunos años, una gran cantidad de alimentos con etiquetas resaltando la no utilización de preservantes y conservantes artificiales. Las nuevas tendencias de consumo han impulsado la aparición de productos cada vez menos procesados.En ese camino, algunas empresas han decidido apostarle al uso de saborizantes, colorantes y conservantes naturales. Estas sustancias, conocidas como aditivos alimentarios, son necesarias para que la industria produzca alimentos de forma masiva.Los colorantes perfeccionan el aspecto físico de los alimentos y les dan un color específico, los saborizantes resaltan algunos sabores e incluso pueden mezclarse para crear sensaciones nuevas para el consumidor, y los conservantes alargan la vida de los productos.Para hacer eso posible, la industria no sólo ha utilizado insumos naturales, sino que ha tenido que echar mano de sustancias artificiales creadas por científicos y equipos de innovación y desarrollo. La gran diferencia es que mientras los aditivos naturales se obtienen de elementos de la naturaleza a través de métodos como la extracción, la concentración o el destilado, los artificiales son preparados mediante procesos químicos para buscar efectos que algunas veces no se consiguen de forma natural.Agencias que regulan la industria de los alimentos como la FDA en Estados Unidos y la EFSA en Europa, han aprobado el uso de más de 3.000 de estas sustancias como aditivos alimentarios luego de estudiar sus posibles impactos sobre la vida y la salud de los seres humanos. Para la FDA, de hecho, un aditivo natural no es necesariamente más seguro que uno artificial, y somete a ambos a las mismas pruebas de seguridad.Los alimentos hechos con aditivos naturales, sin embargo, tienen una serie de ventajas que justifican la apuesta de varias empresas por utilizarlos. En términos generales, las características nutricionales de estos productos suelen ser mejores y sus propiedades de textura, olor e incluso aspecto se mantienen estables. Además, los ingredientes cumplen con su misión y en muchos casos estos alimentos pueden tener, por ejemplo, sabores tan definidos como los que se logran con aditivos artificiales.“Estos ingredientes naturales pueden además proteger al consumidor, pues se ha visto en diferentes estudios que el consumo en exceso de ingredientes artificiales con el mismo propósito puede llegar a causar efectos negativos para la salud”, cuenta Lina María Valencia, nutricionista que asesora a Colombina..Para ella, otra de las ventajas de los aditivos naturales es que el cuerpo humano es capaz de reconocerlos metabólicamente. “Esto implica que puede asimilarlos con mayor facilidad y que puede metabolizarlos”. Al hacerlo, el cuerpo recibe energía y en algunos casos también otros nutrientes que ayudan al organismo a cumplir funciones vitales. Y es que los aditivos naturales vienen de las frutas y verduras, de especias como la cúrcuma o la canela, de algunos animales, de sustancias como la sal o el vinagre, y de las plantas. Muchos de estos ya eran utilizados por los seres humanos primitivos para conservar los alimentos o darle un sabor especial, antes de que la industria tuviera que producir masivamente para cumplir con las demandas de millones de personas.Sin embargo, es bueno recordar que incluso los productos más naturales pasan por procesos químicos mínimos que garantizan que sean aptos para el consumo humano. Sin la ciencia y los ingredientes artificiales, muchos de los avances que ha logrado la industria de los alimentos y que hoy benefician a los ciudadanos no habrían tenido lugar.Las diferenciasNaturales: se obtienen de elementos naturales a través de métodos como la extracción, la concentración y el destilado.Artificiales: creados mediante procesos químicos y consiguen efectos que no se pueden lograr a través de elementos naturales.Sintéticos:sSon producidos en laboratorio, pero reproducen las características de elementos que existen en la naturaleza.