La Selección Argentina vive un proceso de transformación. Varios de sus jugadores históricos como Mascherano, Biglia o Higuaín, ya no están en sus filas. Y, aunque el equipo todavía tiene al mejor jugador del mundo, Lionel Messi, el proceso futbolístico y la mejoría de la albiceleste siguen en puntos suspensivos. Hoy la identidad de nuestro fútbol está en juego. Pero no debemos encarar la Copa América como si se tratara de una revancha, a pesar de haber perdido las dos últimas finales. Lo importante es pensar en equipo y contruir un futuro. Aunque Argentina ganara el torneo, que sería un gran motivo de alegría nacional, no le cambiará mucho su historia. Para los equipos suramericanos la cita continental será, ante todo, una buena oportunidad para hacer pruebas y ajustes en sus alineaciones con miras a las eliminatorias hacia Catar 2022. Lionel Scaloni, el nuevo director técnico del seleccionado, no tomó una mala decisión al elegir nuevas caras como el delantero Matías Suárez, el portero Agustín Marchesín, el defensor Juan Foyth y el centrocampista Guido Rodríguez. Lo hizo basado en la trayectoria de cada uno de los jugadores –a los que debió seguir de cerca–, y pensando en el futuro, en la construcción de un equipo, en su funcionamiento táctico. Lea también: Paraguay se aferra a su ‘garra’ para encarar la copa y enfrentar a Colombia Tenemos a Messi, es cierto, pero se debe armar una estructura que fortalezca a un futbolista con sus destrezas. El primer paso es encontrar dicha armazón, para que después él despliegue sus habilidades y le dé a la selección el poderío ofensivo que necesita. Si revisamos los partidos anteriores notaremos que la disposición táctica del equipo cambió de un 4-4-2 a un 5-2-3, con el ánimo de potenciar a Lionel, pero esas modificaciones no mostraron lo mejor de Argentina. Es importante aceptar que este es un grupo en formación y no una selección en plenitud. Pero en el instante en que se organice y cumpla con los requisitos anteriores será un rival muy fuerte. La Copa América tiene muchos equipos poderosos. Seis de los diez combinados suramericanos tienen la posibilidad de ganarla. No sería ninguna sorpresa que Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Paraguay –que aún se encuentra en proceso– o Venezuela –su actual momento es muy bueno– la consigan. Quizá las dos selecciones más afianzadas sean la local, dirigida por Tite; y la uruguaya, entrenada por Tabárez, que cuenta con futbolistas históricos que le dan un ‘extra’. Argentina debutará frente a Colombia, será un partido muy complicado. La selección de Queiroz tiene buen rodaje, sus jugadores se conocen, muchos de ellos han vivido y superado con éxito la eliminatoria de un Mundial. El recambio generacional que se hizo con José Néstor Pékerman tendrá continuidad con el nuevo cuerpo técnico. Sin embargo, todo depende del estado en que lleguen algunas de su grandes estrellas como James, Falcao, Cuadrado, Ospina, entre otras. Mi único consejo para la selección albiceleste es que se tome cada partido con mucha seriedad, con toda la responsabilidad que debe tener un bicampeón del mundo y sin perder la alegría en el campo de juego. *Exfutbolista argentino. Le recomendamos: Advertencia: ¡Cuidadito con Catar!