Según cifras del Ministerio de Transporte, en Colombia se ha movido, en los últimos años, en promedio, el 20 por ciento del total de la carga en tan solo 350 kilómetros de vías férreas, mientras que casi el 80 por ciento restante se movió por los miles de kilómetros de la red vial nacional. Y aunque se puede decir que el transporte férreo en el país se limita exclusivamente al transporte de carbón en el Caribe colombiano, se ha demostrado el potencial que tiene el ferrocarril para transportar gran cantidad de mercancías. A dicho potencial para mover tales magnitudes de carga (y de pasajeros en ámbitos urbanos), se les suman ventajas que son una cuestión prioritaria para el ferrocarril, como el bajo consumo energético y las bajas emisiones asociadas, tanto de gases de efecto invernadero como de otros contaminantes: esa es una de las justificaciones y razones más importantes de este medio de transporte. Entre otros beneficios de la construcción y operación de ferrocarriles nacionales sobresalen la reducción de accidentes en carreteras y la generación de una gran cantidad de puestos de trabajo: operación y mantenimiento de líneas, trenes e infraestructura asociada para la operación de un sistema multimodal. El resultado es el mejoramiento de la economía nacional. El desarrollo de proyectos férreos en los últimos años ha provocado nuevamente un boom gracias a los esfuerzos que el Gobierno colombiano está realizando para modernizar al país en este aspecto. Ejemplo de ello son los proyectos como la rehabilitación del Ferrocarril de Antioquia, los tranvías en Medellín, el ferrocarril a Urabá, el Regiotram, el Metro de Bogotá, el tren ligero de Rionegro, la línea Bogotá-Belencito, la línea Dorada-Chiriguaná-Santa Marta, la red férrea del Pacífico y el tranvía de Cali, entre otros. Algunos de carga, otros para pasajeros, algunos en un estado de mayor madurez que otros, algunos nuevos y otros rehabilitando y modernizando lo que alguna vez funcionó muy bien. Lea también: La transformación de la infraestructura para el transporte en el país sí es posible Si bien Colombia va por buen camino con la toma de conciencia política acerca de la importancia de este sistema de transporte en la economía del país, aún hay muchos desafíos por resolver: desde reestructurar las políticas del transporte de carga nacional hasta modificar la asignación presupuestal en la que se dé prioridad a los sistemas férreos. Es importante entender que pocos kilómetros útiles y modernos de un ferrocarril bien planificado significa más que muchos kilómetros de una rehabilitación obsoleta, pues esto facilita su extensión progresiva. La mayoría de redes férreas a nivel mundial crecen de este modo, poco a poco, priorizando y extendiendo todas sus líneas y proyectos de una forma escalonada. Otro aspecto para tener en cuenta es la integración o construcción de un sistema de transporte multimodal en las regiones donde llegue el tren, apoyadas por plataformas logísticas que faciliten las actividades de distribución de mercancías en las zonas urbanas. Esto implica un estudio a fondo de los corredores de carga para identificar aquellos con vocación férrea, pues solo en estos funcionará óptimamente un ferrocarril para transporte de carga. También es fundamental entender que una línea férrea, después de construida, atrae nueva demanda. De este modo se destaca la importancia del ferrocarril para el desarrollo del país e inspirados en el ingeniero antioqueño Gustavo Arias de Greiff, es hora de que Colombia dé vida a la tercera mula de hierro. *Ingeniero civil especialista en transporte ferroviario.