Habla con igual desparpajo del olor de los buldóceres y del sonido que emiten cuando mueven la tierra para abrir una carretera, que de la infinidad de trámites que hay que hacer en el sector público para que esa escena ocurra. Sabe de finanzas y política porque le ha dedicado más de 30 años a la infraestructura desde lo público, lo privado y las aulas universitarias. Podría dibujar las carreteras de Antioquia de memoria sobre un mapa físico: tiene uno enorme en su despacho. Gilberto Quintero Zapata –ingeniero civil, 67 años– lleva autopistas, puentes y túneles en la sangre. Su papá, Álvaro, fue cadenero y topógrafo –aunque no tuvo estudios– en la construcción de vías del Ministerio de Obras Públicas. Él lo llevó a recorrer los caminos de Yarumal, Sonsón y La Dorada cuando era niño. Hoy, Quintero Zapata es el secretario de Infraestructura Física de Antioquia, cargo que está a punto de concluir. SEMANA: Usted dejó su pensión para volver al sector público. ¿Qué lo animó a aceptar la invitación del gobernador? GILBERTO QUINTERO: Conozco al gobernador desde hace muchos años, fuimos compañeros de trabajo y quise ayudarle a desarrollar su plan de infraestructura. Le aposté a eso porque somos un buen equipo: él es un hombre muy visionario, ejecutor y yo sé aterrizar y hacer las cosas. Nos enfocamos en dos asuntos claves: construir 1.000 kilómetros de vías para la paz, porque estábamos en un proceso de negociación con grupos al margen de la ley y creíamos que lo más importante era llevar infraestructura vial al campo para devolverles la dignidad a los campesinos. Y en sacar a Antioquia de las montañas y llevarla a ver el mar con proyectos grandes. Lea también: En Antioquia hay una nueva ruralidad SEMANA: Debe pasar mucho tiempo en los frentes de obra... G.Q.: Me gusta recorrer las carreteras y este cargo me ha dado la fortuna de conocer casi todas las del departamento. De hecho, el gobernador me dice el ‘Correcaminos’. Pero tantos años de experiencia me han enseñado que hay que trabajar en todas partes: en la oficina nacen y se formalizan los proyectos, pero hay que ir al campo para verlos realizados. SEMANA: ¿Cuál es la historia que más lo ha impactado en terreno? G.Q.: Las cosas pequeñas que ocurrían alrededor del proyecto de las vías campesinas me emocionan. Hay varias historias, porque cuando uno va a esas comunidades, que nunca han tenido nada, descubre que la gente reacciona de una forma muy bonita. SEMANA: ¿Recuerda algún caso en particular? G.Q.: Sí, en Santa Fe de las Platas, un corregimiento del municipio de Arboletes, que queda a más de tres horas de la parte urbana. Allí un campesino se me acercó y me dijo que no sabía qué era una placa huella‘ y que estaba muy contento de ver algo como eso. Eso fue muy grato, porque con estas vías pavimentadas dignificamos la labor de los campesinos, mejoramos su calidad de vida, y los acercamos al casco urbano de sus municipios y a los servicios de salud y educación. Además generamos sentido de pertenencia, ya que la gente empieza a cuidar las obras, pintando y sembrando flores alrededor de la vía terciaria. SEMANA: ¿Ese es el proyecto que más quiere? G.Q.: Las vías campesinas me impactaron mucho y son un logro importante para esta gobernación porque, hoy, Colombia tiene que pensar en el campo. Pero hay otros proyectos que me tocaron profundamente. El de las vías secundarias, que conectan a los municipios con las troncales; lo quiero mucho porque había varios pueblos que tenían esa necesidad. Y desde el punto de vista de la ingeniería, el Túnel de Oriente fue muy impactante para mí porque, por una parte, se recuperó la fe en que las empresas y la ingeniería antioqueña pueden desarrollar proyectos tan complejos. Y por otra, porque se le demostró al país que es posible hacer grandes obras al unir las voluntades de la empresa privada y el Estado. SEMANA: Falta un par de meses para terminar el periodo de gobierno y la Secretaría de Infraestructura ya cumplió con el plan de desarrollo. ¿Cómo lo logró? G.Q.: Hay varias razones. Primero, el equipo que me acompaña tiene mucha experiencia, es maravilloso y estaba muy comprometido con los objetivos. Hubo mucha disciplina: durante los casi cuatro años nos reunimos, todos los días, a las seis y media o siete de la mañana, para revisar el estado, el avance y las dificultades que tenía cada proyecto. Así mirábamos cómo sacarlos adelante. Y segundo, hubo una conjunción de voluntades de la empresa privada y la decisión del gobernador de ejecutar grandes proyectos, además de las ganas de salir adelante. En resumen, creo que nuestro éxito se debió al hecho de que la voluntad construye. SEMANA: ¿Qué victorias le deja esta secretaría al departamento de Antioquia? G.Q.: Además de las vías, le dejamos logros que se deben continuar trabajando, como la recuperación de la construcción de vías por valorización, que aumenta la probabilidad de llevar desarrollo a los municipios apartados. Pero creo que lo más importante que deja este equipo es la confianza de la sociedad y de las empresas en que lo que se hace como gobierno desde la infraestructura es posible. Por ejemplo, a las más de 190 adjudicaciones que atendimos en estos años se presentaron más de 7.000 propuestas de todo el país. ¡Algo como eso nunca había ocurrido!