En la década de los ochenta era común que la mayoría de empresas colombianas se dedicaran a construir carreteras y puentes, pero no túneles. Era un terreno inexplorado, del que se tenía muy poco conocimiento, pero clave para la movilidad del país y para el desarrollo de las hidroeléctricas y de las actividades mineras. Fue entonces cuando empezaron a nacer firmas especializadas en esta solución ideal para atravesar cordilleras, que es el dolor de cabeza de la red vial nacional. Una de ellas nació en septiembre de 1986, en Medellín: Estyma, una de las primeras empresas colombianas que se enfocó en la construcción de todo tipo de túneles. Al principio, esta compañía creada por los ingenieros Guillermo Ángel y César Solano, se dedicaba a realizar asesorías en estudios y asesorías contractuales. Posteriormente, con las necesidades de infraestructura del país, se enfocó en la construcción de túneles, centrales hidroeléctricas, vías y puentes. Hoy, Estyma es la empresa colombiana que más kilómetros de túneles ha desarrollado en el país (ha entregado 85 y tiene 35 en ejecución). Además, ha participado en la construcción de los más importantes: el túnel de Buenavista, que tiene 4,2 kilómetros; el de Occidente, que recibió el Premio Nacional de Infraestructura y cuya longitud es de 4,3 kilómetros; el de Oriente, de 8,3 kilómetros; el Piloto del Túnel de La Línea, también de 8,3 kilómetros; y el del Toyo. Este último, una vez esté listo, será el más grande de América Latina gracias a sus casi 10 kilómetros de longitud. También ha ejecutado algunos túneles para la exploración minera y 11 para hidroeléctricas. Para lograrlo ha sido clave el uso de tecnología de punta. De hecho, en 1996 Estyma fue la primera empresa colombiana que compró y operó una máquina completamente hidráulica de perforación de pozos verticales (jumbo drill), llegando a construir durante ese año cuatro pozos de 90, 120, 150 y 200 metros de profundidad para un proyecto hidroeléctrico en el suroeste de Antioquia. Lea también: La reactivación del Túnel de la Línea Además, con esta tecnología y equipos de rezaga especiales para túnel, fue posible ampliar las secciones de los túneles pequeños de 2,5 metros a 3 metros de diámetro, generando un mayor avance y menor tiempo de construcción. Esta empresa paisa también ha participado en la construcción de puentes —como el de la Madre Laura y el de la Aguacatala, en Medellín—, y de carreteras como la Cisneros-Loboguerrero, que va de Buga a Buenaventura, y que se caracteriza por sus 13 kilómetros, 12 túneles y 25 puentes. Reinvención y talento La compañía trabaja constantemente para mejorar su operatividad y productividad, y para implementar nuevas tecnologías y prácticas que beneficien los proyectos. ‘El sondeo’ —que permite hacer pruebas anticipatorias a una distancia de 50 metros— es una de ellas. El servicio también ha sido clave. “Cumplimos con los tiempos de los proyectos y nunca hemos dejado uno sin terminar. Somos éticos y correctos en la forma en la que hacemos las cosas y jamás ponemos la calidad en juego. Esta es la garantía que tienen nuestros clientes: siempre estamos dispuestos a entregarles los mejores resultados”, señala Carlos Ángel, gerente general de Estyma. Pero el verdadero capital son sus 1.900 trabajadores (contando los de sus consorcios). A través de la cultura organizacional de liderazgo humano, enfocada en la formación y la calidad de vida, las personas que hacen parte de Estyma ponen su sello en cada obra. “Hemos construido obras de calidad que hoy día están intactas después de tantos años, generando desarrollo, empleo y una huella en todas las regiones donde hemos estado”, concluye Ángel.