Cada día, por los pasillos del Aeropuerto Internacional El Dorado se movilizan más de 100.000 personas. Si a ellas se suman los 25.000 empleados que trabajan para que su operación sea posible, se obtendría una población similar a la de Quibdó, la capital del Chocó. Y si se añaden los 33 millones de viajeros que recorren este espacio cada año, se puede decir que por esta terminal pasa toda la población del Perú.
El Dorado es una ciudad. Una metrópoli que no duerme. El encargado de que esta funcione, el Gerente General de la urbe aérea, es Álvaro González, que se siente orgulloso del espacio que regenta. “Hace 12 años, cuando comenzamos con la concesión, nadie podía imaginar que este aeropuerto se convertiría en lo que es hoy”, dice. Es cierto, actualmente la terminal capitalina es la tercera con mayor número de pasajeros y la primera en transporte de carga en la región.
Una de las cualidades que ha permitido este crecimiento es la conectividad. “Sin duda, esta ha sido crucial y fundamental en el modelo operativo del aeropuerto”, afirma González. Hoy las conexiones del país se centran en tres grandes focos: América Latina, Norteamérica y Europa. “Esos son los grandes mercados donde Colombia, su economía, su cultura y los negocios están conectados. Y el aeropuerto lo refleja”, complementa el gerente. El presente es sólido. ¿Y el futuro? Aún mejor. Por eso el aeropuerto, de la mano del Gobierno Nacional, tiene la posibilidad de saber cuáles son las inversiones por realizar, cuándo llevarlas a cabo y cómo articular los esfuerzos para lograrlo. También le puede interesar: así ampliarán -otra vez- el aeropuerto El Dorado Aunque la concesión de Opain termina en 2027, el concesionario ya ha entregado todas las obras contractuales, “ahora vamos a entrar a un periodo de optimización de las operaciones”, dice González. Esta etapa contempla cinco soluciones para mejorar el funcionamiento del aeropuerto y fortalecer su sostenibilidad medioambiental. Las cinco soluciones La primera de ellas es un sistema de toma de decisiones colaborativa del aeropuerto (ACDM por su sigla en inglés). “Esto no significa ampliar la capacidad de El Dorado, sino mejorar su uso”, explica González. El objetivo se logrará integrando los procesos y sistemas de las aerolíneas, los prestadores de servicio en tierra, del aeropuerto y la Aeronáutica Civil, en una sola plataforma. Así, cada acción se llevará a cabo de una manera eficiente y óptima para responder coordinadamente a las condiciones climáticas y mejorar los tiempos de las operaciones. Actualmente, el ACDM se ha implementado en 28 aeropuertos europeos y en El Dorado el proyecto va en 50 por ciento. Pensando en que la infraestructura no es suficiente para prestar un buen servicio, Opain prepara “un cambio fundamental en el ‘layout’ interno del aeropuerto para mejorar la experiencia del pasajero”, añade el gerente. Esto requiere afinar algunos procesos, como se consiguió con el sistema de manejo de maletas, que tiene 5,5 kilómetros de extensión, es automático y cuenta con cinco niveles de seguridad. También se mejorarán los servicios de comidas, las tiendas y otros espacios, porque hoy los pasajeros exigen que su experiencia dentro del aeropuerto sea grata. Pero esto debe ir de la mano de una estrategia sostenible y amigable con el medioambiente. El aeropuerto tiene sistemas de recolección de residuos sólidos (con el 52 por ciento de aprovechamiento) y de paneles solares. En el futuro todos los vehículos de la terminal se moverán con electricidad. Otra de las prioridades es la tecnologización de El Dorado. Procesos como el check-in se realizan por medio de dispositivos electrónicos, pero González quiere “proveer un ecosistema digital que ayude a la autogestión del pasajero. Con este no solo se acelerarían los procesos, se lograría algo más importante, generar una satisfacción final en el usuario”. Con estas tecnologías cada pasajero podría saber si hay cambio de horarios o dónde puede comprar un producto. Ahora bien, para el confort del viajero, El Dorado ha identificado puntos cruciales para mejorar la experiencia de sus usuarios. Un ejemplo de ello es la unión de esfuerzos con Migración Colombia para implementar sistemas de biometría (por huella, lectura de iris o reconocimiento facial) que agilicen la identificación de cada viajero y disminuyan los tiempos de tránsito en inmigración en horas pico. Adicionalmente, en conjunto con la DIAN hemos concertado estrategias de simplificación para los procesos de aduana y procesamiento de equipajes, de forma que los viajeros se sientan seguros y su estadía sea ágil y sencilla. De esta manera el aeropuerto, esta pequeña ciudad, la metrópoli que no duerme, puede seguir siendo ejemplo de sostenibilidad, eficiencia y desarrollo; para tranquilidad de su ‘alcalde’.