La pandemia por el covid-19 motivó a los distintos sectores de la sociedad a enfocar sus esfuerzos en la mitigación de la emergencia y en el bienestar de las personas. La academia ha jugado un rol fundamental.
La Universidad Santo Tomás, por ejemplo, dio respuesta a la emergencia activando todas las herramientas tecnológicas disponibles para garantizar una experiencia educativa de calidad desde la presencialidad, mediada por tecnologías, y bajo los lineamientos de la Rectoría General de la Universidad, en un esfuerzo conjunto con la Dirección Nacional de Investigación de la Universidad y su Facultad de Ingeniería Electrónica, se ha dado prioridad a las propuestas de investigación con incidencia en la situación generada por el covid-19. Para ello, se activaron dos de los grupos de investigación: Modelado-Electrónica-Monitoreo (MEM), y el Grupo de Estudio y Desarrollo en Robótica (GED), los cuales reunieron su trabajo y experiencia, involucrando a estudiantes y profesores, para aportar desde la ciencia y la tecnología a la solución de una problemática de la realidad social.
Durante varios años, la Facultad de Ingeniería Electrónica de la Universidad Santo Tomás ha sido un referente nacional e internacional en el campo de la robótica. En las competencias internacionales ha tenido un desempeño sobresaliente. Ocupó el cuarto lugar en categorías de fútbol robótico y robótica social del certamen de este tipo más grande del mundo: RoboCup. Además, en varias ocasiones, como en la edición del año pasado, obtuvo el primer puesto en la Competencia Latinoamericana de Robótica.
A partir de esta experiencia, el GED planteó la idea de aplicar avances en el campo de la robótica para ayudar a mitigar la emergencia provocada por el covid-19, y responder a la necesidad de desinfectar constantemente recintos de alto riesgo como los centros de salud.
La solución propuesta fue el desarrollo de un prototipo de desinfección a través de radiación ultravioleta (en este link puede ver cómo funciona https://www.youtube.com/watch?v=tvGO7khQtJA). La Universidad facilitó el acceso a equipos de laboratorio y permitió retirar materiales e insumos para que los docentes implementaran y probaran el prototipo en su domicilio.
La innovación no se detuvo ahí. Para ampliar el alcance de la acción de desinfección y permitir el uso de la plataforma robótica en otros campos como el de la búsqueda y rescate o la exploración, se inició la construcción de un robot cuadrúpedo (conozca detalles ingresando a https://www.youtube.com/watch?v=qltgBhpfxnI), que a diferencia de los robots móviles tradicionales puede atravesar terrenos irregulares, subir o bajar escaleras, evadir o sobrepasar obstáculos como escombros. Este desarrollo se realizó en conjunto con el diseñador sueco Robin Fröjd, con el fin de obtener un producto de alta calidad y con impacto en la industria nacional e internacional.
El grupo MEM, por su parte, se dedicó a trabajar en proyectos dentro de sus semilleros de investigación para evaluar de forma electrónica las estructuras de hospitales, sistemas eléctricos que garantizan el servicio y modelos educativos que permiten enfrentar el reto de continuar la labor educativa.
A partir de este ejercicio han surgido productos y estrategias para racionalizar el consumo energético en una vivienda. El grupo vinculado a la Santo Tomás también se ha preocupado por mantener la calidad educativa de sus estudiantes y presentó a evaluación un artículo de investigación en el que se consideran estrategias y metodologías de enseñanza durante el covid-19. Por otro lado, en una novedosa publicación, propone mejoras para las fuentes de poder que alimentan al equipo hospitalario.
De esta forma, la Universidad Santo Tomás y sus grupos de investigación han aportado a la comunidad desde diferentes ámbitos, a través del desarrollo de productos que servirán como experiencia educativa para entender cómo enfrentar y aportar desde la ingeniería en contextos críticos de salud pública.