Un principio elemental de la física puede aplicarse al poder político: el poder no se destruye, solamente cambia quien lo ejerce. Y esto es particularmente cierto en la comparación que abrió la charla Visiones del poder en Colombia, que reunió a María Jimena Duzán y a Francisco Gutiérrez: ¿qué tan parecidos o diferentes fueron los gobiernos de Juan Manuel y de Eduardo Santos? Moderada por Rodrigo Pardo, director editorial de Revista SEMANA, la charla del Festival Ideas al Barrio exploró desde dos orillas (la periodística y la académica) cómo estos dos políticos de la misma familia, en momentos distintos de la historia, enfrentaron los ataques de la oposición, impulsaron reformas y buscaron coaliciones con los partidos. Con respecto a esa comparación, Gutiérrez afirmó que “Eduardo Santos fue superior a Juan Manuel en la medida que paró de tajo las ambiciones de la derecha radical”. Eso lo logró, en gran medida, porque tenía un control fuerte sobre las bases del Partido Liberal de los años 30 y 40, algo que definitivamente no logró tener el expresidente Juan Manuel Santos, pues sus coaliciones, según Gutiérrez, estaban sustentadas en el clientelismo, llamada coloquialmente “mermelada”. Todas estas conclusiones aparecen ampliamente documentadas y explicadas en La destrucción de una república, libro escrito por Gutiérrez y centrado en los años de la República Liberal (1930-1946). Pero no toda la información de la charla se sustentó en ese libro académico. María Jimena Duzán, después de largas entrevistas y una extensa documentación de archivo, también publicó un libro este año, enfocado en Juan Manuel Santos: Santos. Paradojas de la paz y del poder. A manera de anécdota familiar, Duzán explicó por qué el expresidente solo mencionó a su tío abuelo una sola vez en un discurso durante sus ocho años de gobierno: Eduardo siempre creyó que Juan Manuel utilizaría el periódico El Tiempo para llegar al poder, y eso hizo que se alejaran emocionalmente. “Claro está: Eduardo tenía razón porque en efecto Juan Manuel hizo exactamente eso”, puntualizó la periodista. Le sugerimos: María Jimena Duzán lee su columna ‘Siguen en la oposición‘ Rodrigo Pardo aprovechó para hacer un contraste bastante marcado entre los dos expresidentes y familiares: la relación de sus gobiernos con la oposición. En ese punto, Gutiérrez y Duzán no coincidieron en absoluto. Para el primero, la oposición que sufrió Eduardo Santos por parte de Laureano Gómez, líder del Partido Conservador, fue destructora. “Tanto así, que veladamente Laureano pedía que mataran a Eduardo. Era el famoso ‘llamado a la acción’”, aseguró el académico. María Jimena, por su lado, considera que “Álvaro Uribe fue un peor opositor a Juan Manuel Santos que Laureano a su tío Eduardo”, en gran parte debido a que la oposición uribista, según ella, fue mucho menos ideológica y mucho más  “sanguinaria en su retórica”. En todo caso, después de las comparaciones, tanto el moderador como los dos protagonistas de la charla se pusieron de acuerdo en un punto: los partidos políticos están hoy en día fragmentados y desprestigiados, lo que marca una diferencia radical con la forma de ejercer el poder político en el siglo pasado. Así, ya al final de la charla, María Jimena Duzán concluyó que es hora de acabar con los partidos que ya vienen agonizando desde hace años (Partido Liberal, por ejemplo) y darle espacio y atención a los nuevos movimientos ciudadanos que ansían y piden las reformas sociales y agrarias que nunca se han podido realizar a cabalidad. Por su lado, Francisco Gutiérrez expresó que no es pesimista, pero no puede negar que “se vienen tiempos turbulentos y con altibajos. Yo le recomendaría a la gente que se abrochara los cinturones”. Gutiérrez piensa que ciertas figuras del uribismo tienen tendencias extremistas y que, de no dejarlas a raya, podrían llevar a Colombia hacia el vacío.