9 de abril de 1948. Jorge Eliécer Gaitán es asesinado y la historia de Colombia se parte en dos. El centro de Bogotá arde en llamas por los saqueos y las hordas enloquecidas. Están los que exigen justicia, los que celebran, los que arrastran el cuerpo del asesino Roa y los que aprovechan para diezmar al bando contrario. Apostados en los techos, los francotiradores disparan desde arriba mientras el ejército intentar reprimir la revuelta.
Al amanecer del 10 de abril, Santiago (55) llega de la calle muy asustado por la situación de orden social. En casa, Josefina su mujer, decora una torta que está preparando para Laura, la vecina que vive en el edificio de enfrente, que está de cumpleaños. Sin importar los riesgos, Josefina obliga a su marido a cruzar la calle para llevar el regalo a la vecina. Santiago y Laura pasan 24 horas sitiados, transformando sus vidas para siempre.
Confesión a Laura se filmó en 35 mm a finales de 1989 en La Habana, Cuba, con Vicky Hernández en el rol de Laura, Gustavo Londoño interpretando a Santiago y María Cristina Gálvez como Josefina.
📷 Maria Cristina Galvez (Josefina) / Gustavo Londoño (Santiago) / Vicky Hernández (Laura) / Fotografías de Claudia Rubio
Jaime ‘el mono‘ Osorio murió en 2006 luego de producir grandes títulos como La Virgen de los sicarios (2000), La sombra del caminante (2004) de Ciro Guerra, Maria, llena eres de gracia (2004) y Satanás (2007). Pero su gran legado como director fue Confesión a Laura de 1990, cuyo guión elaborado por Alexandra Cardona recibió importantes reconocimientos de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano en Cuba, Sundance Institute en Utah, EE.UU, y la Escuela Internacional de Cine y Television de San Antonio de los Baños en Cuba. La película representó a Colombia en la lista de las preseleccionadas para los Premios Óscar de 1991 en la categoría de Mejor Película Extranjera.
📷Alexandra Cardona y Jaime Osorio con Robert Redford en Sundance / Recorte de prensa sobre los Óscar
Éstas son algunas Memorias de rodaje:
Alexandra Cardona nació en Ibagué pero vivió la mayor parte de su vida en Venezuela, al volver a Colombia se casó con Jaime Osorio y por el año 1983 ella se dedicaba a la literatura mientras su esposo recibía proyectos como productor. Alexandra no se aguantaba las ganas de dar sus acotaciones sobre las historias que llegaban y comenzó a notar su talento como narradora. De vida o muerte es un cortometraje escrito por ella y dirigido por Osorio que sería el germen de varios elementos que más adelante terminarían de construirse en Confesión a Laura.
“Uno de los disparadores de Confesión a Laura fue la toma de la embajada de la República Dominicana por parte del M-19 en 1980. Yo estaba recién llegada de Venezuela y no había naturalizado ese tipo de eventos que, entre otras, fueron narrados por los medios de comunicación con la liviandad de quien relata un partido de fútbol. Más allá de eso, me pareció fascinante la situación del encierro forzado por una situación externa y extrema. ¿Qué les pasa a esas personas sitiadas? Imaginé mil historias posibles entre esos personajes obligados a interactuar. En Confesión a Laura no quise abordar la toma de la Embajada porque era un hecho demasiado reciente. Fue Mario González, director de fotografía, quien me sugirió usar el 9 de abril como telón de fondo. Lo cual era una idea maravillosa pero suponía un esfuerzo inmenso en términos de producción, así que me debatí entre mi rol de guionista y productora y, por supuesto, elegí darle lugar al primero…”
La película se hizo en coproducción con Televisión Española y el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC). “En un primer momento se buscó la coproducción con Venezuela pues en aquel entonces manejaba un dólar preferencial para la realización cinematográfica. Además conocía bien sus ciudades y sabía que en Mérida, con su arquitectura colonial, podríamos recrear la Bogotá de finales del cuarenta. Cuando estaba todo listo y nos disponíamos a viajar estalló ‘el Caracazo’ del 89…”
“A Jaime se le ocurrió la posibilidad de filmar en Cuba pues contábamos con el apoyo del ICAIC como coproductor de la película. Tuvimos que mandar por barco toda la utilería, el vestuario y el arte para la gran puesta en escena del Bogotazo. También tuvimos que ambientar al detalle las casas de los protagonistas, desde las estufas, los platos, todo…tuvimos que forrar las paredes con un papel tapiz especial y usar papel adhesivo “contact”, símil a la madera, para los pisos. Aunque Cayo Hueso, en el centro de la Habana, donde se filmó, era parecido a Bogotá por sus fachadas y sus calles, al interior de las casas era muy diferente…los que más sufrieron fueron los actores con sacos de paño, medias de seda y ruanas en una isla con 40 grados de calor…”
📷Plano técnico del rodaje
“El guión se filmó tal cual como lo escribí, el problema apareció en la edición. Por ejemplo, una de las escenas más importantes era la transformación de Santiago en Humphrey Bogart y la acción con el cigarrillo. Escribí con detalle, paso a paso, que una vez el espectador lograba ver a ese personaje insignificante adquirir toda esa potencia gracias a Laura, entonces la cámara revelaba a Santiago con la falda puesta tras la cortina. Al revisar el material veo que desde el comienzo de la escena se ve a Santiago con la falda puesta y casi me muero…Jaime argumentó que era porque “el dolly” no podía moverse en la habitación desde ese ángulo. Como ya no había tiempo para repetir la escena entera exigí un primer plano de Santiago cuando hace la cara de Bogart…”
📷Piezas promocionales de la película / fotografías de Claudia Rubio
Vicky Hernández recuerda que fue un rodaje sumamente complejo, por los factores del clima y las particularidades propias de Cuba. “Un día se paró el rodaje porque se habían acabado las pilas del fotómetro. No era cosa sencilla encontrar pilas alcalinas en ese momento, en ese lugar. Se buscó por toda la Isla hasta que un fotógrafo prestó las suyas…”, narra la actriz caleña que más allá de la anécdota, rescata el hecho de que la película supo mostrar el espíritu de una mujer liberal y librepensadora sometida a esa realidad política del país, terriblemente conservadora y goda de los años cincuenta. * EN VIDEO
La primera secuencia de Confesión a Laura contiene material de archivo del 9 de abril y escenas filmadas en La Habana para recrear el Bogotazo basadas en fotografías de Sady González. El negativo de esa gran puesta en escena fue llevado a las instalaciones del ICAIC y desplegado en el piso para que la gente caminara sobre él deteriorando y ensuciándolo, de esta forma, consiguieron darle ese aspecto antiguo para que empatara con el material de archivo real. Es imposible saber cuál es cuál.
📷Equipo técnico armando la puesta en escena de "El bogotazo"
“Este país gusta mucho de los eventos conmemorativos que celebran la historia durante una jornada y al otro día nadie se acuerda… A mí me invitan cada año para el 9 de abril y me causa gracia ver que proyectan las escenas ficticias del Bogotazo que hicimos para la película como si fueran reales. Por un lado me siento orgullosa del trabajo que hicimos con detalle y rigor, pero al mismo tiempo, me asusta la falta de rigor de tantos otros haciendo uso de este material sin preguntarse mucho más… ”
Alexandra Cardona.
📷Alexandra Cardona conserva las cartulinas con las que se hicieron los créditos de la película y el vestuario de los personajes
NOTA: Los fragmentos de Confesión a Laura fueron cedidos para este artículo por Alexandra Cardona, guionista y productora de la película. Los derechos de esta película están desligados de FOCINE y de PROIMAGENES Colombia.