Álvaro Mutis escribió La Mansión de Araucaíma en 1973 pensando en su adaptación al cine. Quería que fuera su amigo Luis Buñuel quien sacara al gótico de los tenebrosos castillos europeos para llevarlo a plena tierra caliente, al interior del trópico. “Buñuel me contestó que no se podía, que era una contradicción, ya que la novela gótica para él tendría que suceder en un ambiente gótico. Para mí el mal existe en todas partes y la novela gótica lo que se propone es el tránsito de los personajes por el mal absoluto. Entonces esta mansión es un lugar donde reside el mal, es el reino del mal”, apuntó el escritor sobre su obra, que obstinadamente subtituló: “relato gótico de tierra caliente”.Seis personajes arquetípicos habitan la Mansión de Araucaíma: Don Graci, amo y señor de la casa; un fraile jesuita; un piloto sobreviviente del rayo que impactó su avioneta cerca de la mansión; un esclavo negro; un exmilitar que hace de vigilante y la Machiche, única mujer de la casa, encargada de repartirse sexualmente a todos los hombres hasta la llegada de Ángela, la séptima inquilina. Ángela es una modelo extraviada que llega a la mansión a romper el orden establecido con consecuencias funestas.Por suerte Buñuel no aceptó el encargo de Mutis y en 1986 María Emma Mejía, entonces directora de la Compañía de Fomento Cinematográfico (FOCINE) le encargó al caleño Carlos Mayolo la adaptación. El reparto estuvo a cargo de los actores colombianos Vicky Hernández (La Machiche), Alejandro Buenaventura (el fraile), Luis Fernando Montoya (el piloto) y Adriana Herrán (la modelo). Para los personajes de Don Graci y Cristóbal (el esclavo), Mayolo convocó a dos actores brasileños de renombre: José Lewgoy y Antonio Pitanga. Mayolo se puso a sí mismo como Paúl, el exmilitar.

En la imagen, entre otros, se encuentran Luis Ospina (al fondo, revisando un libro), Carlos Mayolo, Adriana Herrán y Vicky Hernández (sentadas a la mesa). Foto de Fernell Franco / Cortesía de Luis OspinaMayolo y sus secuaces del Grupo de Cali, incluidos Luis Ospina, Sandro Romero Rey, Eduardo “La Rata” Carvajal, Miguel González, Hernando Tejada y Fernell Franco, llegaron a Santander de Quilichao para el rodaje. Franco era cercano al grupo de Cali y su trabajo como fotógrafo ya estaba consolidado. Él, sin embargo, siempre quería ser parte de los rodajes y fue invitado por Mayolo para realizar la foto fija.Este año en su edición número 56, el Festival de Cine Internacional de Cartagena -FICCI 2016- propone un ejercicio de revisión y memoria. "Somos lo que fuimos" es una invitación a recordar y reconocer el cine hecho en Colombia. Arcadia se une a esta idea presentando Memorias de Rodaje, un recorrido por películas emblemáticas de la voz de quienes las hicieron.Sandro Romero Rey, cómplice del llamado Grupo de Cali y asistente de dirección de la película, consigna en su libro Memorias de una cinefilia: “quizás el momento de mayor euforia creativa del llamado Caliwood se dio durante el rodaje de La Mansión de Araucaíma (1986): Por fin se consolidaba un equipo de locales especialistas en los distintos oficios del cine. A pesar de tratarse de una obra con precisas referencias a su modelo literario, Mayolo se encargó, apoyado en sus cómplices colaboradores, de darle a La mansión de Araucaíma un toque muy personal, complementándola con los lugares comunes del cine de Cali y reafirmando sus ideas sobre el “gótico tropical”".

Carlos Mayolo, Miguel González (Director de arte) y Sandro Romero Rey (Asistente de dirección) / Foto: Hernando TejadaRomero Rey continúa describiendo la película en su libro: “Fábula de la destrucción a través de los entresijos de la promiscuidad, alegoría de la inocencia sacrificada en las garras de un desorden establecido, mezcla de Buñuel, del Marqués de Sade y de Glauber Rocha, La mansión de Araucaíma es una rara avis en la historia del cine colombiano, donde todo está creado en función de una farsa trágica, en la que la música, la dirección de arte, el modelo de las interpretaciones e, incluso, las trapacerías del montaje, todas a una, son puestas en función del film, sin tener que recurrir a préstamos innecesarios o a artificios extraños a su propio delirio".Vicky Hernández recuerda el rodaje con particular afecto, pues aunque su trabajo con Mayolo continuaría en televisión con la serie Azúcar, La Mansión de Araucaíma fue la última película que filmaron juntos.

Vicky Hernández, Elsa Vásquez y Eduardo "La Rata" Rata Carvajal / Foto: Hernando Tejada * VIDEO: “Todas las escenas de La Mansión las creamos in situ. Carlos me preguntaba, ¿qué te querés inventar? y comenzábamos a tirar ideas, por ejemplo, para la escena en que La Machiche seduce a Ángela, Mayolo había sugerido que yo era una antigua actriz que deslumbraba a la joven modelo con su histrionismo entonces le propuse hacer un homenaje a Santiago García y su adaptación de la obra teatral Marat-Sade y recité el texto de Carlota Corday… Así era nuestro entendimiento, disfrutábamos de la creatividad, del riesgo, del albur…se trataba de correr el albur.”Luis Ospina, montajista de la de película junto a Karen Lamazzone y dupla creativa de Mayolo, recuerda: “Yo fui el montajista de la mayoría de las películas de Mayolo porque él casi no disfrutaba la fase de montaje; le gustaba más la adrenalina del rodaje. Él decía que yo no era el “montador” sino el “domador” de sus películas. En el caso particular de La mansión de Araucaíma trabajábamos siempre de noche, como unos vampiros. Mayolo venía al día siguiente y revisaba y sugería cambios o correcciones. Con base a sus observaciones hacíamos los ajustes necesarios por la noche. La película fue la última película que yo monté en fílmico, fue algo así como el canto del cisne del Grupo de Cali. Posterior a La mansión de Araucaíma casi todo se grabó en video. La película fue un momento de transición entre el fílmico y el video”.

Fernell Franco (Foto fija) / Foto: Hernando Tejada“Fernell tenía la gran cualidad de hacerse invisible en los rodajes. Nunca he visto un fotógrafo más discreto y sereno. Con su pinta de sabio oriental se movía por el set silenciosamente y nunca trataba de poner en escena las fotos; él se adaptaba a lo que estaba sucediendo, ya fuera frente a la cámara de cine o la trascena”.Luis Ospina.“Fernell siempre fue un artista de la luz y la sombra, y tal como esos dos elementos, se movía al tomar sus fotos, unas frenteras, otras (la mayoría) sin casi dejarse ver. No es que fuera una persona reservada, pero sí un espíritu calmado, con algo que ahora definiría yo como ‘búdico’”.Hernando Tejada: microfonista del rodaje, “todero del montaje”, fotógrafo.

Carlos Mayolo / Foto: Hernando Tejada“Dirigir es un acto poético, donde no se debe seguir insinuaciones de nadie. Cuando estoy filmando, es como ir de cacería con un arma pequeña. Todo está contra uno. Hay que tener instinto e intuición. Una vez, necesité que un perro siguiera un rastro. Unté de regla de perra el zapato del actor y pude hacer que siguiera la pista. Hay que recurrir a todas las astucias”. Carlos Mayolo, en sus memorias La vida de mi cine y mi televisión.*En el video: Vicky Hernández recuerda cómo fue trabajar con Carlos Mayolo. Imágenes cortesía de