Al recordar la última década de mi relación con Colombia, pienso en el sacrificio y el éxito de su fuerza pública. Durante mi primera visita al país, en 2008, estuve en La Macarena. Al regreso nos detuvimos en San Vicente del Caguán. En la pista vimos un escuadrón del Ejército colombiano. Agotadas, sucias, con sus mochilas y armas a cuestas, estas tropas nos miraban con una mezcla de moderado interés y orgullo intenso, propios de los mejores combatientes. Por su habilidad y coraje, estos hombres lograron la victoria para Colombia.En 2015, cuando ya había asumido como embajador, asistí a un día de acción cívica de la Policía Nacional cerca de Necoclí. Un escuadrón Dicar realizaba trucos con sus caballos, y oficiales de la Policía hacían chequeos dentales a los niños. Por su compromiso con la comunidad, estos hombres y mujeres lograron la victoria para Colombia.En 2016, asistí al cumpleaños de la FAC en la base de Apiay. Audaces pilotos demostraron sus talentos. Por su habilidad técnica en el conflicto del siglo XXI, estos hombres y mujeres lograron la victoria para Colombia.También en 2016, en Tumaco, me reuní con marineros e infantes de marina que trabajaban para controlar una situación desafiante, con la producción de narcóticos y la violencia en aumento. Por su disposición para luchar la batalla más dura en el área más inhóspita, estos hombres y mujeres lograron la victoria de Colombia.Una década después de mi primer viaje al país, estamos en un mundo diferente. Los colombianos negociaron un acuerdo de paz que todos esperamos que supere la prueba del tiempo. Y Colombia puede contar con nosotros en ese esfuerzo. En los últimos dos años, Estados Unidos ha proporcionado casi 1.000 millones de dólares en asistencia al país para apoyar ese meritorio fin.Desde la firma del acuerdo, resurgen viejos retos y enfrentamos nuevos. Los críticos creen que la ‘guerra’ que se ha librado no ha producido nada. Están equivocados. Esto no es una guerra. Esta es una lucha interminable entre el bien y el mal, una que el hombre ha vivido en todas partes y en todo momento. Y la fuerza pública está del lado del bien.Ha legado a los colombianos un país más seguro, democrático e institucional. Esta lucha continuará, y nuestros países enfrentarán estos desafíos juntos. Colombia tendrá éxito. Tiene la visión, los líderes y los valientes hombres y mujeres para continuar la lucha con gran efectividad y de manera admirable. Es un gran honor como estadounidenses contar con Colombia como amigo y aliado.*Embajador de Estados Unidos en Colombia.