Liliana Jiménez se prepara para maquillarse. Pone sobre el tocador las pequeñas cajas plásticas que contienen polvos, sombras, delineadores y brochas. Se mira al espejo. Toma la base y pone cinco puntos del líquido en su rostro. Lo esparce por el resto de su cara con la ayuda de una pequeña esponja hasta que sus pecas quedan casi cubiertas. Toma los polvos y mientras los aplica habla sobre lo que cree que le hace falta al agro colombiano: “El campo necesita apoyo para sus proyectos productivos, pero también apoyo para su desarrollo humano y social". Sigue con las sombras y elige la combinación amarillo y naranja, "estos son los colores del cacao". Busca entre una de las cartucheras el labial, lo mira detenidamente y antes de ponerlo sobre su boca sonríe; dice que es un color que nunca usaría, le parece muy intenso, pero “cuando termino de ponérmelo siento que estoy lista". Ahora es María del Campo.Comenzando 2016 la Federación Colombiana de Cacaoteros (Fedecacao) abrió un concurso para elegir entre cientos de mujeres a aquella que representaría la imagen del cacao de Colombia. Debía ser cacaocultora, conocer sobre la Federación y el mercado. Jiménez se sorprendió “¡La imagen del cacao va ser una mujer!". En principio dudó en inscribirse y formar parte de las 640 candidatas que se presentaron.Liliana Jiménez (44 años) nació en Medellín, trabajó en el Eje Cafetero y durante más de una década vivió en Bogotá, junto a su esposo y su hijo. Llegó a cultivar cacao después de que su marido recibiera la recomendación médica de cambiar de estilo de vida. "Un día me preguntó si yo estaría dispuesta a irme a vivir al campo. Le dije que sí sin pensarlo dos veces".Poco tiempo después terminaron en la finca San Luis, en el municipio de Nilo, Cundinamarca, aprendiendo a cultivar cacao. La familia se decidió por este producto debido a los múltiples beneficios que tiene para el medioambiente. Y Nilo se presentó como una buena opción para progresar, principalmente porque desde 2009 la vocación agrícola del municipio viró hacia la producción de cacao orgánico.Tres años más tarde Liliana fundó Proasoagro, la asociación de productores agroecológicos de Nilo. A través de esta conoció los pormenores del cultivo y aprendió su proceso técnico e industrial. Como presidenta descubrió sus aptitudes de líder, que fueron determinantes para que sus amigos y conocidos la impulsaran a presentarse al concurso de Fedecacao. "En ninguna parte dice que usted tuvo que haber nacido bajo una mata de cacao", le increpó un día Jhon Fredy León, jefe de la unidad técnica de la entidad en Cundinamarca.Aún así no fue fácil para Liliana decidirse a participar. La mujer es el eje central para el desarrollo del campo; está presente en los cultivos, en el hogar y en la familia. Dedicarse a una labor adicional significa asumir más responsabilidades. No obstante, el apoyo de su esposo y de su hijo y la insistencia de sus amigos la motivaron a participar. Seis meses más tarde, para su sorpresa, resultó elegida.Después se enfrentó a la tarea de convertir una idea de la federación en una verdadera imagen que representara a todos los cacaocultores. María del Campo era una figura sin rostro. Y Liliana Jiménez, sin planearlo, le dio cualidades propias de su personalidad. "A Liliana y a María las une el liderazgo, la actitud de servicio y el amor por las personas", sostiene León. ¿Quién es María del Campo? "Yo siempre digo que puede ser cualquiera".Pero es Liliana Jiménez. Una mujer que dice lo que piensa (aunque las mujeres de las zonas rurales no cuenten con muchos espacios para ser escuchadas), que sonríe con facilidad, que le gusta enseñar, que es presidenta de una asociación de cacaocultores y se preocupa por proteger el planeta y por desarrollar más y mejor el campo en Colombia. Liliana Jiménez es María del Campo, una cacaocultora que inspira a las demás. "Yo quisiera que María del Campo mueva a otras mujeres y las ayude a explotar todas las capacidades que tienen y que no sabían que tenían".*Periodista.